Las energías renovables han llegado para transformar nuestro futuro, y la energía eólica y solar se alzan como los gigantes más prometedores en esta revolución verde. Con la creciente necesidad de reducir las emisiones de carbono para el 2030 y 2050, la energía offshore está emergiendo como una de las fuentes más poderosas del continente europeo.

Imagina un mapa en el que se revelan todos los proyectos de parques eólicos marinos que se están instalando a lo largo de las costas europeas. Esta herramienta visual es esencial para comprender la magnitud del cambio que se avecina. La energía generada en el mar supera a la terrestre no solo en eficiencia, sino también en su impacto visual y acústico mínimo en las comunidades cercanas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la instalación en el mar conlleva un costo significativamente mayor que en tierra.

En Europa, la energía eólica offshore ya cuenta con una capacidad instalada de 16,3 GW, pero se prevé que se añadan anualmente 12 GW en nuevas instalaciones. Para poner esto en perspectiva, en 2022 la capacidad era de solo 1,2 GW, lo que demuestra el ritmo vertiginoso en el que esta tecnología está avanzando.

Los países nórdicos son los auténticos pioneros en este campo, con los Países Bajos, Alemania, Dinamarca y Bélgica liderando la carga gracias a las constantes y fuertes rachas de viento en el Mar del Norte y el Mar Báltico. En estas áreas se proyectan numerosos parques eólicos, muchos de los cuales alcanzan potencias de más de 5.000 MW, con 26 de ellos ya en construcción.

En el caso específico de España, el potencial es enorme, con proyectos planeados en las costas de Galicia, Cataluña, el sur del país y las Islas Canarias. Sin embargo, la profundidad del lecho marino, que puede llegar hasta 1.000 metros, presenta un desafío significativo. A pesar de estas dificultades, el país tiene la oportunidad de convertirse en un líder en la energía eólica offshore, especialmente por los desarrollos en la costa portuguesa, donde Iberdrola tiene planes para construir parques en aguas de hasta 60 metros de profundidad.

No obstante, la Comisión Europea ha identificado varias áreas clave para acelerar el despliegue de la capacidad offshore: mejorar la infraestructura de la red, agilizar los permisos, garantizar una planificación espacial marítima adecuada, investigar la resiliencia de la infraestructura marina y apoyar la innovación en energías renovables.

Estas iniciativas no solo son vitales para la transición hacia fuentes de energía limpias, sino que también representan una inversión estratégica que podría anunciar una nueva era de independencia energética en Europa. ¡Estemos atentos a cómo se despliegan estos planes en los años venideros y cómo el mapa de la energía eólica offshore se expande hacia un futuro más sostenible!