En un evento reciente, el presidente del proyecto, Quintana, iluminó a los asistentes sobre una inusual organización que une a 20 países del Mediterráneo para enfrentar juntos desafíos complejos mediante la investigación colaborativa. Esta innovadora iniciativa aborda de manera conjunta temas trascendentales como la gestión del agua, el cambio climático y la sostenibilidad agrícola. Además, Quintana enfatizó la importancia del entendimiento interpersonal, destacando que equipos de países como Grecia y Turquía, así como Marruecos y Argelia, están colaborando a pesar de las tensiones históricas en la región.

El Mediterráneo, como Bien se destaca, es considerado una de las «regiones más desiguales del mundo». Quintana apuntó que pretender detener la migración es un absurdo: "Es como poner puertas al campo. Si los países del Sur fueran un poco más prósperos, el flujo migratorio se vería reducido significativamente, ya que la gente buscaría oportunidades en sus propios países". La cooperación científica no solo contribuye a la resolución de problemas locales, sino que también ayuda a hacer frente a desafíos globales, en especial el cambio climático.

En este contexto, se subrayó la necesidad de que Europa reconozca y apoye los programas de colaboración científica. La otra dimensión clave de esta cooperación es asegurar que los datos y hallazgos lleguen a quienes toman decisiones políticas. En este sentido, Elorza compartió su experiencia sobre el establecimiento de una oficina científica en el Congreso de los Diputados, con el objetivo de mejorar la calidad informativa de la legislación.

"La decisión final no corresponde únicamente al científico, dado que en políticas públicas hay que integrar múltiples perspectivas. Sin embargo, esos espacios híbridos son esenciales para generar conocimiento colectivo", afirmó Elorza.

Asimismo, Dezcallar hizo hincapié en que enfrentarse a problemas complejos requiere soluciones igualmente complejas. "El mundo, tal como está diseñado actualmente, resulta ineficaz para abordar ciertos retos globales. Los países responden con soluciones locales a problemas que requieren un enfoque global, y eso no es suficiente", advirtió, haciendo una significativa comparación al abordar asuntos como el cambio climático y el peligro de las armas nucleares. "La única manera de enfrentarlos es teniendo a los científicos como aliados en la búsqueda de soluciones efectivas".

En un momento en que la colaboración internacional es más crucial que nunca, este tipo de iniciativas podrían redefinir el futuro del Mediterráneo y, en última instancia, del mundo.