El Ayuntamiento de l'Alcúdia ha tomado la drástica decisión de desalojar a cerca de 60 residentes de un edificio en la calle Sant Vicent, tras los terribles daños causados por las inundaciones del reciente desbordamiento del río Magro. Este edificio, que alberga veinte viviendas, ha visto cómo solo 16 de ellas estaban habitadas antes del desastre.

Según el alcalde Andreu Salom, la evacuación se llevó a cabo hace dos días tras comprobar que el sótano del edificio estaba completamente inundado, lo que afectó especialmente a varios locales comerciales en la planta baja, algunos de los cuales sufrieron desprendimientos. Afortunadamente, no se reportaron lesiones personales. “El desalojo se realizó por razones de seguridad, para salvaguardar a nuestros vecinos y además poder evaluar la situación del edificio detenidamente”, indicó Salom.

Los técnicos municipales y los bomberos han estado trabajando intensamente para evaluar el estado del inmueble, un proceso complicado debido a la cantidad de agua en el sótano. Salom mencionó que no pudieron iniciar la evaluación hasta que el agua fue completamente extraída, lo cual fue un proceso laborioso y tardó varios días.

Afortunadamente, tras una evaluación preliminar del arquitecto municipal, se ha determinado que no hay daños estructurales graves en el edificio. El consistorio ha apuntalado la estructura para garantizar que los residentes puedan regresar a sus hogares en total seguridad. “El arquitecto ha certificado que todo está en condiciones, por lo que esperamos que los vecinos puedan regresar mañana”, anunció el alcalde.

Mientras tanto, la mayoría de las familias evacuadas se han refugiado en casa de familiares y amigos. El Ayuntamiento también ha ofrecido alojamiento temporal en un hostal para aquellos que no tienen dónde ir. Sin embargo, los propietarios de los locales en la planta baja, como una peluquería que se encuentra en esta calle, no podrán reanudar sus actividades debido a la amenaza de más desprendimientos. Las autoridades planean evaluar la situación en esos locales en los próximos días.

Jesús Lozano, un vecino afectado, expresó su preocupación: “Cuando comenzaron a vaciar los garajes, nos alertaron del posible peligro en la cimentación. Aunque nos dicen que no hay riesgo, sentimos miedo e incertidumbre. No sabemos si el edificio está realmente seguro.”

Además, se ha informado que otro edificio en la localidad también sufrió daños. Un muro colapsó, aunque, según el consistorio, no representaba un peligro estructural.

El municipio se encuentra en una carrera contra el tiempo para eliminar el lodo y los objetos destruidos que han quedado por las calles. El alcalde confía en que a finales de esta semana se pueda empezar a restablecer una cierta normalidad en la vida diaria, asegurando que las actividades se irán recuperando poco a poco. Sin embargo, la preocupación entre los vecinos sigue latente mientras intentan recuperarse de esta terrible experiencia.