Nuestra alimentación es fundamental para mantener una buena salud. Junto con el ejercicio y el descanso, lo que comemos tiene un impacto directo en nuestro cuerpo. No solo nuestra salud interna se ve afectada, sino que también se manifiesta en nuestra piel, cabello y hasta en las ojeras. Por eso, es crucial ser conscientes de lo que ingerimos.

Entre los enemigos más insidiosos de una alimentación saludable se encuentra el azúcar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre su consumo, recomendando que tanto adultos como niños limiten la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de las calorías diarias totales. Para una salud óptima, la OMS sugiere que la reducción debería ser inferior al 5%.

El azúcar no solo está presente en lo que normalmente consideramos dulces, como pasteles o refrescos, sino que también se esconde en productos que no son aparentemente dulces, como el pan, alimentos procesados, yogures y hasta en las comidas precocinadas. Es un verdadero desafío progresar hacia una alimentación sin azúcar, pero con la información adecuada, es posible.

La ‘muerte blanca’

El término 'muerte blanca' se refiere a las enfermedades asociadas al consumo excesivo de azúcar y sus consecuencias. Si bien hay muchos factores en juego, está claro que el exceso de azúcar pone en riesgo nuestra salud.

El azúcar en exceso daña nuestros órganos, y puede derivar en una obesidad peligrosa, a su vez ligada a un aumento en el riesgo de enfermedades crónicas. La dietista Agnieszka Piskała advierte que gran parte de los cánceres está relacionada con nuestra dieta y el nivel de obesidad, afectando no solo a los tipos de cáncer digestivo, sino también a otros como el cáncer de mama y de próstata.

El impacto de la obesidad va más allá del cáncer: también está implicado en la diabetes, enfermedades del corazón, ataques cardíacos, y problemas hormonales, entre otros.

Reflejo del exceso de azúcar en nuestra piel

Es probable que no te des cuenta de la cantidad de azúcar que consumes, pero ¡presta atención! Tu piel revela mucho sobre tu salud. El azúcar puede contribuir al envejecimiento prematuro a través de un proceso denominado glicación; cuando el exceso de glucosa se une a proteínas como el colágeno y la elastina, se generan productos finales de glicación avanzada (AGEs) que perjudican la estructura de la piel, reduciendo su elasticidad y firmeza, lo que provoca arrugas y flacidez.

Asimismo, el consumo de azúcar incrementa los niveles de insulina en el cuerpo, propiciando una mayor producción de sebo, lo cual puede obstruir los poros y causar brotes de acné. Las oscilaciones de glucosa en la sangre pueden generar inflamación y estrés oxidativo, dañando nuestras células cutáneas y afectando su capacidad de regeneración, resultando en una piel opaca y sin vitalidad.

Mantente informado y sé consciente de lo que comes. Menos azúcar en tu vida podría significar más salud.