La situación en el frente ruso, con la participación de soldados norcoreanos, se torna cada vez más complicada. No sólo enfrentan barreras lingüísticas, sino que recientes acontecimientos han revelado que la llegada de estos soldados ha traído consigo serios problemas de conducta. Ya no es solo un tema de escaso entendimiento; ahora, informes alarmantes indican que la mezcla de excesos y alcohol ha llevado a resultados trágicos.

Recientemente, se informó de la muerte de dos soldados norcoreanos tras haber consumido grandes cantidades de alcohol en lo que se ha calificado como una de las borracheras más épicas del frente. Un documento militar, supuestamente redactado por un alto mando de la 810 Brigada de Infantería Naval de Rusia, ha confirmado este trágico desenlace. Según el informe, tras una noche de excesos, los soldados fueron hallados sin vida en sus camas al amanecer, en un estado que sugiere un consumo irresponsable de diversas sustancias alcohólicas.

Los soldados habrían ingerido no solo alcohol de su ración diaria, sino también restos de alcohol médico e incluso antisépticos, en un evidente intento de autoabastecerse en un ambiente caótico. Este hecho ha desatado graves preocupaciones sobre la salud y la moral del contingente norcoreano enviado a apoyar a las fuerzas rusas en el conflicto contra Ucrania.

Hasta ahora, se ha reportado que aproximadamente 11.000 soldados norcoreanos han sido desplegados en el frente, principalmente para asistir en la ofensiva de las tropas de Vladimir Putin en la región de Kursk. Sin embargo, fuentes anónimas indican que esta presencia militar no solo ha llevado a un incremento en los combates, sino también a un constante aumento en las bajas de estos soldados, lo que genera dudas sobre la efectividad de su inclusión en la estrategia militar rusa.

Con la situación escalando a niveles peligrosos, muchos se preguntan: ¿podrán estas fuerzas sobrevivir a la presión del campo de batalla y a las tentaciones que conlleva el militar en un país tan diferente al suyo? La crisis en el ejército ruso se perfila no solo como un desafío bélico, sino una verdadera prueba de resistencia para los soldados norcoreanos.