El AC Milán se encuentra en una encrucijada a medida que se acerca a su 125 aniversario, enfrentando un ambiente de tumulto e indignación entre sus aficionados. Más de 2,300 personas se manifestaron en las calles con pancartas y cánticos que expresaban su descontento hacia la dirección del club. Frases como "Jugadores sin voluntad ni dignidad, sois el espejo de esta propiedad" resonaban con fuerza, así como "Gestores incompetentes, club sin ambición, no estáis a la altura de nuestra historia". Esto demuestra la creciente brecha entre la directiva y los seguidores del equipo.

La protesta fue convocada por el grupo Curva Sud frente al lugar donde se planeaba celebrar el 125 aniversario del AC Milán, un evento que debería ser de celebración, pero que se vio empañado por la descontento. La tensión se intensificó después del último empate ante el Genoa, que dejó a los aficionados frustrados. Con un megáfono en mano, los organizadores instaron a los presentes a decidir cómo responder a la llegada de figuras del club: "Esperemos a ver quién llega y decidamos si abucheamos, insultamos o aplaudimos", anunciaron.

Lo más impactante de esta situación es que ni las leyendas del club lograron escapar de este ambiente hostil. Algunos exjugadores, como Frank Rijkaard, fueron recibidos con aplausos, pero el tono del evento no fue el esperado. Los aficionados no hesitaron en expresar su descontento, lanzando lemas como "Este club no nos merece" y pidiendo a los propietarios que se marchen: "Cardenal, tienes que vender, vete".

Pietro Paolo Virdis, uno de los grandes del pasado milanista, expresó su descontento en redes sociales tras la fiesta, cuestionando: "Desfiláis los campeones con los trofeos de nuestra historia y no decís los nombres. ¿Por qué?". Este descontento crece cuando incluso leyendas como Franco Baresi y Roberto Donadoni enfrentan cánticos de desaprobación.

La indignación también se hizo sentir en la actual plantilla, con gritos de los aficionados pidiendo ver más de talento joven como Francesco Camarda, mientras que el capitán Davide Calabria recibió una de las mayores muestras de protesta: "¡Echarle huevos!". En contraste, el ambiente se tornó momentáneamente silencioso con la llegada de Paulo Fonseca, pero rápidamente volvió a los gritos de: "¡No somos americanos!". Algunos jugadores, como Christian Pulisic, lograron salir de esta tormenta con aplausos.

Este clima de descontento no solo pone en juego la celebración del 125 aniversario del AC Milán, sino que también plantea serias dudas sobre el futuro del club y su dirección. Los aficionados han hablado claro, y la cuestión ahora es: ¿Escucharán los propietarios antes de que sea demasiado tarde?