Hoy, las Bolsas de Shanghái y Shenzhen han vivido una jornada para olvidar, cerrando con desplomes del 6% y 8%, respectivamente. Esta profunda caída pone fin a una racha alcista que se había mantenido desde finales de septiembre, cuando el Gobierno chino lanzó un paquete de medidas para revitalizar el mercado. Sin embargo, lo que comenzó como un optimismo renovado ha terminado en decepción.

Los índices habían experimentado un rebote significativo el martes, con incrementos de un 4,59% y un 9,17%, gracias a un parón vacacional la semana pasada que causó una acumulación de órdenes de compra. La reapertura del mercado, tras la celebración del Día Nacional de China, hizo que los inversores apostaran con fuerza, pero la falta de detalles concretos sobre los prometidos estímulos ha jugado en contra.

A pesar de que el Gobierno chino anunció en septiembre la reducción de tasas de interés en préstamos hipotecarios y la intención de inyectar más de 114,000 millones de dólares en el mercado, las expectativas no se materializaron. La rueda de prensa de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, que se había anticipado como crucial para el futuro económico, dejó a los inversores insatisfechos. Aunque Pekín aseguró que estaba "plenamente seguro" de alcanzar su objetivo de crecimiento, no se introdujeron medidas fiscales más contundentes, lo que generó una oleada de desconfianza.

Además, la incertidumbre se intensifica con la conferencia de prensa programada por el Ministerio de Finanzas para este sábado, donde se espera detallar posibles planes fiscales. El ministro, Lan Fo’an, abordará el tema del “ajuste anticíclico de la política fiscal” para lograr un crecimiento económico de alta calidad, pero las expectativas están por los suelos en un clima de desilusión.

La estrategia del gobierno incluye la emisión de bonos especiales por un monto de aproximadamente 2 billones de yuanes (equivalentes a unos 283,430 millones de dólares) como parte de los esfuerzos para reactivar la economía, que ha estado tambaleándose desde la segunda mitad del año. La situación se torna más crítica ya que los analistas apuntan a un posible incumplimiento del crecimiento previsto en alrededor del 5% para este año.

En medio de todo esto, los inversores están en alerta máxima, preguntándose: ¿qué medidas reales implementará el Gobierno para estabilizar la economía? Las próximas semanas podrían ser cruciales. Con todos los ojos puestos en Pekín, solo el tiempo dirá si estas promesas se traducirán en acciones efectivas o si estaremos viendo el inicio de una crisis más profunda en los mercados chinos.