Las elecciones a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se acercan y, aunque su eco mediático no se compara al de otras elecciones deportivas, los acontecimientos que se están desencadenando dentro de la organización son dignos de un thriller político. El escenario está preparado para que, entre maniobras y alianzas, la lucha por el poder se intensifique. A solo semanas de la primera votación de la Asamblea General, la incertidumbre sobre quién presidirá la RFEF se cierne como una sombra.

Desde que Pedro Rocha, actualmente inhabilitado, solicitó medidas cautelares para poder presentarse, el ambiente se ha cargado de tensión. Así, todos los ojos están puestos en cómo se resolverá su situación legal. Si el extremeño consigue competir en las elecciones, hay grandes posibilidades de que no se celebren votaciones, ya que se espera un apoyo unánime de los presidentes de las federaciones territoriales. Sin embargo, si no logra lo que busca, se desatará una auténtica batalla por la sucesión entre los barones del fútbol español.

Las elecciones de la Asamblea General, programadas para el 25 de noviembre, son cruciales para definir el futuro del fútbol en España. Se elegirán 122 asambleístas, y transcurridos los plazos, ya se han proclamado 60 asambleístas, incluidos clubes de Segunda División y varios equipos no profesionales de distintas comunidades autónomas. Este avance ha dejado claro que hay un gran interés en mantener el actual statu quo, con las federaciones territoriales empujando candidatos alineados con sus intereses.

Medina Cantalejo, presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), se mueve como un pez en el agua en estas aguas turbulentas. Ha optado por aliarse con los barones, mostrando que prefiere apoyar a un candidato que garantice su posición. En este contexto, es importante recordar la historia de los árbitros en elecciones pasadas, donde sus decisiones han influido drásticamente en el rumbo de la RFEF.

Por otro lado, la figura de Pedro Rocha es un tema candente. Con 70 años, el ex presidente está cruzando los dedos para que la justicia lo reivindique. Las cartas están sobre la mesa: si Rocha no consigue presentarse, podría ver cómo su carrera se derrumba, pasando de un posible liderazgo hasta el Mundial 2030 a la jubilación. Para él, este desenlace representaría una gran pérdida, ya que su sueño siempre ha sido contribuir al desarrollo y mejora del fútbol en España.

Entretanto, entre los asambleístas se dan por hechos acuerdos y alianzas estratégicas que podrían traer consigo un nuevo giro a la administración del fútbol español. Los barones se preparan para lanzar sus mejores cartas, y la sensación de que todo está fraguándose tras bambalinas crea un ambiente de expectación. Las próximas semanas definirán no solo quién ocupará la presidencia de la RFEF, sino el rumbo que tomará el fútbol en nuestro país. La tensión está a flor de piel y el desenlace promete ser electrizante.