España ha decidido no estar presente en la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, quien será la primera mujer en asumir la presidencia de México el próximo 1 de octubre. Esta decisión del gobierno español se debe a la "inaceptable exclusión del Rey Felipe VI" de la ceremonia, lo cual ha desatado tensiones diplomáticas entre ambos países.

El Ministerio español de Asuntos Exteriores emitió un comunicado enfatizando que la ausencia del Rey en la invitación para la toma de posesión es inaceptable. Aunque no se ha confirmado la invitación desde el equipo de Sheinbaum, se sabe que todas las naciones con las que México tiene relaciones diplomáticas fueron convocadas, pero España no figura entre las confirmaciones.

La Casa Real, cuando fue consultada sobre la posible asistencia de Felipe VI, mantuvo un silencio que aumenta la incertidumbre sobre el evento. Felipe VI ha asistido a más de 80 ceremonias de toma de posesión en Latinoamérica, y su ausencia en uno de los países más influyentes de la comunidad iberoamericana no pasará desapercibida.

Además de la polémica actual, este gesto frío hacia la monarquía española se remonta a 2019, cuando el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador envió una carta a Felipe VI, pidiéndole disculpas por los abusos cometidos durante la conquista. La falta de respuesta de la Casa Real ha contribuido a unas relaciones tensas que, aunque continúan en el ámbito comercial, son frías en el terreno político.

A pesar de estas tensiones, la toma de posesión de Sheinbaum contará con la presencia de varios líderes internacionales. Hasta el momento, 16 mandatarios han confirmado su asistencia, incluyendo al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y al colombiano Gustavo Petro. Estados Unidos estará representado por la primera dama, Jill Biden, lo que subraya la importancia del evento a nivel continental.

Las ausencias notables, como la de España y Perú, que también ha sido excluido de la lista de invitados por razones diplomáticas, se añaden a un contexto complejo que incluye distanciamientos recientes entre México y otras naciones, como Ecuador.

La ceremonia se perfila como un evento significativo, no solo por la historia que representa la toma de posesión de la primera presidenta mujer en México, sino también por el trasfondo de los desafíos diplomáticos que se desarrollan entre naciones en un mundo cada vez más interconectado.