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¡Crisis de vivienda en Andalucía! Decenas de miles marchan por un derecho fundamental: "Trabajo duro para pagar un zulo"

2024-11-09

Autor: José

Rocío Tirante, malagueña de 37 años, se unió en junio a una manifestación en Málaga que criticaba la exacerbada crisis de la vivienda y la invasión turística que, en los últimos años, han ido de la mano. Pocos días después, su situación personal cambió drásticamente: sus caseros fueron forzados a irse de su hogar, lo que obligó a Rocío a dejar su vivienda: "Echaron a mis caseros, que vivían de alquiler en una casa, y yo me tuve que ir para que ellos volvieran a la suya". Este tipo de testimonios resonaron en las manifestaciones de este sábado en Málaga, Cádiz y Sevilla, donde más de 70,000 personas (según organizadores) salieron a las calles para denunciar la dramática situación del mercado inmobiliario.

Frases como "Trabajo duro para pagar un zulo" se coreaban en Málaga, mientras en Sevilla se escuchaba: "La avaricia rompe el barrio". Las críticas hacia el modelo económico basado en el turismo, que ha encarecido los alquileres y ha complicado el acceso a una vivienda digna, fueron omnipresentes en unas protestas que unieron a una amplia variedad de colectivos. Todos compartían un mismo hilo conductor: el creciente costo de las rentas está expulsando a los vecinos de sus propios barrios. Y el sueño de comprar una casa es cada vez más inalcanzable.

Málaga para Vivir reportó una asistencia de más de 30,000 personas (10,000 según la Subdelegación del Gobierno), superando la participación anterior de junio. En Sevilla, la cifra se elevó a 35,000, mientras que Cádiz Resiste reportó 4,000 manifestantes, a lo que hay que sumar a quienes se movilizaron en localidades como La Línea de la Concepción y Tarifa. El mensaje es claro y contundente: la situación es insostenible.

Amalia Vahí, de la asociación vecinal Triana Norte, compartió que en un solo bloque de su barrio, cuatro familias que llevaban décadas viviendo allí se vieron obligadas a marcharse, tras un aumento del alquiler del 100%. Alejandro, residente en Málaga, relató que comparte vivienda con 15 personas y paga 350 euros por su habitación, describiendo que, a pesar de lo difícil que es encontrar un lugar asequible, su casera es consciente de la problemática.

La presión es palpable, y en Sevilla, la convocatoria de Sevilla para Vivir aglutinó a más de 60 organizaciones, generando una avalancha de manifiestos reivindicativos. Activistas de derechos sociales, medioambientales, sindicatos y partidos de izquierda juntos denunciaron que "los vecinos se ven obligados a abandonar sus propios barrios". Nerea de Tena, portavoz de la plataforma, exigió la aplicación de leyes estatales que declaren "zonas tensionadas" y establezcan límites a los precios de los alquileres.

El fenómeno del exilio urbano afecta desafortunadamente a muchos, como es el caso de Rocío, que ahora vive en Torre del Mar, lidiando con el reto de teletrabajar y desenraizándose de su ciudad natal. Ella enfatiza que, aunque su sueldo es decente, se queda con apenas 400 euros al mes para vivir si quisiera continuar en Málaga.

Las manifestaciones, heterogéneas en su composición, vieron una notable participación joven de ideología progresista que se dirigía incluso al Gobierno central. Con lemas como "Gobierno progresista, cómplice de los rentistas", la frustración era palpable. El Movimiento por la Vivienda de Sevilla, que integra colectivos como Barrios Hartos y la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), clamó por soluciones efectivas ante un panorama evidente de injusticia social.

Consignas como "Ser casero no es una profesión", "SOS, vecinos en extinción", y "Las casas para vivir" ilustran la agitación ciudadana, entrelazando la crisis de la vivienda con la problemática de los alquileres turísticos. En Málaga, Sevilla y Cádiz se contabilizan más de 24,000 viviendas que se destinan al turismo, lo que equivale a un municipio de considerable tamaño, aumentando la presión sobre la oferta de viviendas que realmente deberían estar disponibles para los residentes locales. La lucha por el derecho a la vivienda en Andalucía se intensifica y el clamor de la ciudadanía es más fuerte que nunca.