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Condenado en el caso Pelicot: "No soy un violador, mi alma es pura"

2024-12-20

Autor: David

En el impactante caso Pelicot, uno de los acusados, Philippe L., de 62 años, ha expresado su incredulidad ante las acusaciones de violación, afirmando que no tenía conocimiento de que la mujer estaba inconsciente durante el acto. Esta defensa también ha sido utilizada por otros implicados, quienes sostienen que el consentimiento del marido de la víctima, Dominique Pelicot, era suficiente.

Philippe L. recibió una de las penas más leves del juicio: cinco años de prisión, con dos años exentos de cumplimiento. Aunque no tendrá que cumplir tiempo en la cárcel debido a que carece de antecedentes penales, sí deberá llevar un brazalete electrónico. A pesar de la condena, el acusado insiste en que nunca pensó en hacer daño a Gisèle y se considera a sí mismo una víctima de circunstancias extremas.

En una entrevista concedida al diario 'El Mundo', el condenado describió su reacción al veredicto, afirmando que se sintió completamente paralizado. "Mi cerebro se detuvo", dijo, mientras relataba también cómo, durante su tiempo en custodia policial, recordó una extraña interacción con una pareja libertina y un hombre que conoció por internet, momentos que considera confusos y desconcertantes.

Philippe L. argumentó que no podría haber imaginado que Gisèle estaba siendo drogada por su marido y menciona su convicción de haber sido manipulado por fuerzas malignas. Esta defensa ha suscitado reacciones de indignación, ya que muchos opinan que deshumaniza a la víctima, convirtiéndola en un mero objeto de deseo.

A lo largo de la entrevista, Philippe enfatizó su percepción de inocencia, afirmando que si hubiera sabido que cometía un crimen, jamás habría regresado a casa en paz. "Yo no soy un violador; tengo el alma pura", repitió con fervor. Sin embargo, su caso es parte de un escándalo más grande que involucra a 50 acusados en total, lo que plantea serias dudas sobre la moral y la ética de las acciones de un grupo tan grande.

La Fiscalía había solicitado inicialmente una pena de diez años de cárcel para Philippe, pero la combinación de su conducta previa y su falta de antecedentes lo condujo a una sentencia más indulgente. A pesar de que un psiquiatra lo describió como un individuo reservado, se halla atrapado en un sistema judicial que lo condena por su participación en un acto terrible.

"Ha sido horrible", manifestó Philippe, refiriéndose a la angustia de ser acusado y a los traumas psicológicos derivados de este proceso legal. Para él, estos once meses en prisión preventiva son suficientes castigos por un error que él considera comparable a un accidente automovilístico. A medida que este caso sigue desenvolviéndose, las preguntas sobre la responsabilidad y el consentimiento continúan, dejando en evidencia las tensiones entre la justicia y la percepción social de tales delitos.