(CNN) – La capital libanesa, Beirut, vive un clima de intranquilidad y desconcierto tras la brutal ofensiva de aviones de guerra israelíes que han bombardeado sus suburbios del sur, una zona densamente poblada en la cual residen cientos de miles de civiles.

La reciente muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, quien murió el viernes durante una serie de bombardeos que duraron casi 48 horas, ha impactado profundamente a la población. Si bien se estima que muchos altos comandantes del grupo también perdieron la vida, las cifras de muertos podrían incluir a decenas de civiles.

El cuerpo de Nasrallah fue recuperado de los escombros, pero hasta el momento, no se ha llevado a cabo su funeral, algo que se considera inusual en la tradición islámica, donde se espera un entierro rápido. Hezbollah no ha designado a un nuevo secretario general, generando incertidumbre sobre su futuro, lo que evidencia una posible crisis de liderazgo dentro del grupo.

En las calles, los partidarios de Nasrallah continúan aferrándose a la creencia de que su líder regresará. Una mujer, de aproximadamente 60 años, expresó confianza en la seguridad de su hogar pese al pánico que la rodea. Muchos libaneses sienten que la identidad de Nasrallah perdurará en sus corazones, sin importar el desenlace de los recientes acontecimientos.

Las autoridades ya han reportado casi 1.100 muertes e imágenes desgarradoras muestran el desplazamiento de cerca de un millón de personas debido a la violencia. La ofensiva del Ejército israelí se ha presentado como respuesta a los ataques de cohetes de Hezbollah, los cuales, a su vez, fueron una reacción al ataque que Hamas perpetró el 7 de octubre.

Sin embargo, la situación en las comunidades fronterizas ha sido devastadora. Hezbollah ha prometido continuar sus ataques hasta que se detenga la ofensiva israelí en Gaza, intensificando la ya tensa situación. En medio de esta crisis, refugiados han buscado refugio en áreas relativamente seguras de Beirut, improvisando viviendas en calles, parques y templos. El paseo Corniche, famoso por sus impresionantes vistas, ahora se ha convertido en un lugar de refugio para decenas de familias.

A medida que la noche caía, las calles de Beirut estaban llenas de personas desplazadas, algunas sin hogar, otras tratando de encontrar algo de consuelo en medio del caos. Mientras tanto, en la Plaza de los Mártires, niños descalzos y familias dormían en el suelo, evidenciando la profundidad de la crisis humanitaria.

El patriarca de la Iglesia Maronita, Bechara Boutros al-Rahi, se pronunció sobre el impacto emocional de la muerte de Nasrallah, abogando por una cohesión necesaria frente a la adversidad que vive el país. Aunque ha criticado a Hezbollah en el pasado, él llama a la unidad nacional en tiempos de crisis.

La muerte de un líder tan polarizante como Nasrallah ha redibujado el paisaje político del Líbano. Con divisiones históricas y un campo de batalla ideológico, el futuro del país continúa en riesgo, mientras los civiles siguen enfrentando el costo más alto de este nuevo conflicto.

La situación actual agrava la crisis de refugiados y desplazados en el que la comunidad internacional observa con creciente preocupación. ¿Podrá el Líbano, un país fracturado por tantos años de conflicto, encontrar el camino hacia la paz mientras los ecos de la guerra resuenan en cada rincón? Los días venideros serán cruciales para determinar el destino de su gente.