El clima en Bruselas es de asombro y preocupación tras el rotundo triunfo de Donald Trump, quien ha sido declarado presidente electo de Estados Unidos. Mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, proclamaba con firmeza que Europa es un socio comercial sólido y una de las economías más fuertes del mundo, la realidad es que en los pasillos de la capital comunitaria ha reinado la incredulidad y la angustia en los días previos a esta elección, donde muchos creían que Kamala Harris podría ganar.

Entre las prioridades que ahora inquietan a los líderes europeos se encuentran la relación con Vladimir Putin, la guerra en Ucrania y la creciente necesidad de que Europa se defienda por sí misma ante posibles agresiones. Además, la política de Trump hacia el Medio Oriente y su postura ante Israel podría influir drásticamente en la dinámica política con la Unión Europea, llevando a un posible cambio en la embajada de EE.UU. en la UE.

La preocupación no se detiene ahí. Con la perspectiva de una guerra comercial muy probable, las medidas arancelarias ya son vistas como un hecho casi consumado. Esta situación se agrava con el surgimiento de gobiernos extremistas aliados a Trump, que son más numerosos y poderosos que durante su anterior mandato. Viktor Orban, el primer ministro húngaro, ha sido claro en que celebrará esta victoria con entusiasmo, junto a otras figuras como Giorgia Meloni, la presidenta italiana, quien ha reafirmado la "alianza inquebrantable" con Estados Unidos.

Esto lleva a un mensaje unánime en Bruselas: "Debemos estar unidos, Trump tratará de dividirnos". La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, ha enviado un mensaje a Trump diciendo que "Europa está preparada", lo que indica que se anticipa un enfrentamiento significativo en los próximos años.

A su vez, Von der Leyen ha resaltado la fuerte asociación entre la UE y EE.UU., destacando que unen a 800 millones de ciudadanos. Mientras tanto, Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, ha advertido sobre el creciente desafío que representan Rusia y China, así como la nueva alineación de países como Corea del Norte e Irán. Rutte hizo énfasis en la importancia del gasto en defensa por parte de los aliados, advirtiendo que dos tercios de ellos ya destinan al menos el 2% de su PIB a este fin.

Bruselas está en guardia, y este nuevo escenario político podría marcar el inicio de una era de tensiones y redefiniciones de alianzas, donde la unidad europea se pondrá a prueba ante las estrategias divisorias del presidente electo de EE.UU. ¡Sigue atento a cómo se desarrollan los acontecimientos!