Esta semana, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha traído buenas noticias para el Banco Sabadell y su consejo de administración, quienes han mostrado su oposición a la oferta pública de adquisición (OPA) presentada por BBVA hace medio año, específicamente el 9 de mayo. Sin embargo, los inversores institucionales como Blackrock parecen estar menos preocupados por las emociones y más enfocados en los aspectos financieros, aunque la incertidumbre sobre el desenlace de la operación, que podría extenderse hasta la primavera, les desagrada enormemente.

La situación actual presenta una gran variedad de actores en juego que buscan maximizar las objeciones a esta posible fusión. Al entrar en una segunda fase de estudio –algo que no se vio, por ejemplo, con la integración de Bankia en CaixaBank–, numerosas partes interesadas tendrán la oportunidad de plantear sus alegaciones. Entre ellas, se encuentran las asociaciones Pimec y Foment del Treball, así como la Cámara de Comercio de Barcelona y las otras 12 cámaras catalanas, además del Col·legi d'Economistes de Catalunya y Femcat. Todos ellos están preocupados por cómo esta fusión podría dejar a los clientes, en particular a las pequeñas y medianas empresas (pymes), con una oferta de financiamiento más reducida y costosa.

En medio de la incertidumbre, el Gobierno sigue manifestando su oposición a esta operación. BBVA ha insinuado que podría abandonar el proyecto si se le imponen condiciones que consideren inaceptables. Esto tiene sentido, ya que el Ejecutivo ha mencionado como posibles obstáculos la excesiva concentración de poder en Catalunya y la Comunitat Valenciana, así como la disminución de ofertas para las pymes. BBVA tiene la intención de fortalecer su presencia en este segmento de negocio, que es una de las fortalezas del Sabadell.

Por otro lado, el Banco Sabadell está convencido de que puede seguir adelante por sí solo y considera que la oferta de BBVA es insuficiente. BBVA, aunque ha declarado que no tiene planes de mejorar su propuesta, podría verse obligado a reconsiderar su posición debido al interés que tiene en cerrar la operación. En este caso, la OPA podría seguir adelante, desafiando las expectativas y transformando el panorama bancario en España.

Este desarrollo ha despertado un gran interés en el sector bancario y en los inversores, quienes ven en esta fusión una oportunidad potencial o un riesgo significativo. Se espera que las negociaciones y la regulación continúen siendo objeto de un intenso escrutinio, lo que podría llevar a sorpresas en los próximos meses. ¿Está el BBVA dispuesto a ajustar su oferta para asegurar esta jugosa adquisición? ¡Solo el tiempo lo dirá!