Avances Renovadores en Síndromes Mielodisplásicos: Mutaciones y Estrategias de Tratamiento
2024-10-24
Autor: Antonio
En el reciente LXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y el XL Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), Hemato2024, los síndromes mielodisplásicos (MDS) han destacado como uno de los temas clave. La 'Conferencia Ciril Rozman: hacia la cura de los síndromes mielodisplásicos', ofrecida por Guillermo García-Manero, experto en leucemia y jefe de la sección de MDS en el MD Anderson Cancer Center de Texas, iluminó el estado actual de la investigación sobre estos trastornos sanguíneos.
Los MDS, que en Europa presentan una frecuencia de 3 a 5 casos por cada 100.000 habitantes al año, son especialmente comunes en personas mayores, con el diagnóstico promedio a los 65 años. En España, se estima que se diagnostican aproximadamente 1.500 casos anuales. Curiosamente, la incidencia se incrementa considerablemente en poblaciones mayores de 75 años, alcanzando más de 50 casos por cada 100.000 habitantes/año.
Durante su intervención, García-Manero subrayó el "progreso significativo en los tratamientos" en los últimos años, contrastando la situación actual con la de 1999, cuando el conocimiento sobre la estructura citogenética de los MDS era prácticamente inexistente. La introducción de la azacitidina a principios de 2000 marcó un punto de inflexión, mostrando resultados prometedores en pacientes de alto riesgo.
Los MDS son trastornos de las células madre hematopoyéticas, caracterizados por citopenia periférica y un alto riesgo de progresión a leucemia mieloide aguda. García-Manero enfatizó que la mortalidad en estos pacientes no necesariamente se debe a la leucemia, sino a complicaciones intrínSecas de la mielodisplasia.
Efectividad de la Azacitidina
La azacitidina actúa eliminando células anormales que se producen en la médula ósea al inhibir la metilación del ADN, un proceso crítico a nivel celular. Está indicada para pacientes no aptos para trasplante y aquellos con MDS intermedios y de alto riesgo.
A pesar de algunas mejoras en la supervivencia asociadas al uso de azacitidina, aún no se han logrado avances significativos en el pronóstico general de estos pacientes. Sin embargo, se ha realizado una serie de ensayos para optimizar el tratamiento. Uno de los más relevantes se publicó en The Lancet en 2009, donde se demostró que la azacitidina mejoró la supervivencia global en comparación con los tratamientos convencionales.
En estudios más recientes, uno publicado en 2020 por The New England Journal of Medicine demostró que la combinación de azacitidina y venetoclax en pacientes con leucemia mieloide aguda no tratada previamente resultó en una mayor supervivencia y tasa de remisión.
Nuevas Alternativas Terapéuticas
Los inhibidores de ADN metiltransferasa, como la azacitidina y la decitabina, se están administrando cada vez más por vía oral, mejorando la comodidad del tratamiento. Un estudio reciente, el ensayo ASCERTAIN, demostró que la combinación oral de decitabina y cedazuridina es igual de efectiva que la decitabina intravenosa, sugiriendo un cambio hacia tratamientos menos invasivos.
Comorbilidades y Futuro
En la conferencia, García-Manero también tuvo un enfoque especial en las comorbilidades asociadas con MDS. Un estudio de 2017 subrayó la correlación entre la hematopoyesis clonal y el riesgo elevado de enfermedades cardiovasculares. Las investigaciones en ratones mostraron que las mutaciones en células sanguíneas podrían contribuir al desarrollo de aterosclerosis, lo que refuerza la necesidad de un enfoque integral en el tratamiento de los MDS, donde la salud cardiovascular debe considerarse prioritariamente.
Con todos estos avances y estudios en desarrollo, el futuro en el tratamiento de los síndromes mielodisplásicos parece prometedor, abriendo la puerta a nuevas estrategias que mejoren la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes.