El reciente atentado con coche en el mercado navideño de Magdeburgo ha conmocionado a Alemania, dejando a cinco personas muertas y a 200 más heridas. Ahora, las autoridades están bajo intenso escrutinio tras revelarse que se habían recibido múltiples advertencias sobre el principal sospechoso, Taleb al-Abdulmohsen, un psiquiatra saudí de 50 años.

Ante la creciente presión pública, la ministra del Interior, Nancy Faeser, anunció que los jefes de servicios de inteligencia nacionales y extranjeros serán llamados a comparecer ante dos comisiones parlamentarias la próxima semana. "No dejaremos piedra sin remover", prometió Faeser, mientras se cuestiona cómo se gestionaron las alertas previas sobre el sospechoso.

Abdulmohsen había manifestado sus intenciones violentas en redes sociales, amenazando a los ciudadanos alemanes. Además, se le conocía como un 'ateo saudí' que se oponía a la inmigración musulmana en Berlín, apoyando teorías de conspiración de extrema derecha sobre la islamización de Europa. A través de su cuenta en X, incluso mostró respaldo al partido de extrema derecha Alternative für Deutschland (AfD).

Las víctimas del atentado han sido identificadas como cuatro mujeres de entre 45 y 75 años y un niño de solo nueve años, llamado André Gleißner, cuyo emotivo tributo por parte de su madre ha resonado profundamente en las redes sociales: "André no le hizo daño a nadie. ¿Por qué? Siempre vivirás en nuestros corazones... te lo prometo".

El ataque, que duró apenas tres minutos, dejó 41 heridos en estado crítico, y las autoridades locales han hecho un llamado a la unidad entre los ciudadanos en medio de la tragedia. Sin embargo, durante las vigilias, también se produjeron disturbios en una manifestación de extrema derecha en la ciudad, donde se oyeron lemas contra la inmigración.

El caso ha destapado preocupaciones serias sobre la eficacia del sistema de seguridad en Alemania. La Oficina Federal de Migración y Refugiados había recibido informes sobre Abdulmohsen, pero no se actuó en consecuencia. A pesar de haber sido detenido por disturbios públicos en el pasado, el extremismo que llegó a perpetrar no fue anticipado adecuadamente por las autoridades.

Mina Ahadi, de una asociación de ex musulmanes, declaró: "No era un desconocido para nosotros; llevamos años temiendo sus amenazas". La presión política ha aumentado, ya que el canciller Olaf Scholz y partidos de oposición como la Unión Socialcristiana piden respuestas y una revisión de las protocolos de seguridad.

El temor en la población es palpable. ¿Cómo se pudieron ignorar tantas señales de advertencia? Mientras Alemania se prepara para elecciones federales en un clima de creciente tensión, la pregunta principal sigue siendo: ¿podría haberse evitado esta tragedia?