Los virus han estado siempre a nuestro alrededor, pero este invierno parece que han decidido hacerse notar más que nunca. Mientras el virus de la influenza continúa siendo un conocido recurrente, hemos tenido que adaptar nuestras conversaciones para incluir a nuevos protagonistas en la escena viral. Entre ellos, el metapneumovirus (MPVH) y el temido norovirus están generando preocupación, especialmente entre quienes aún recuerdan con temor los estragos de la pandemia de Covid-19.

El metapneumovirus ha captado la atención específicamente por reportes desde China. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que no es un virus nuevo; fue identificado por primera vez en 2001 y durante mucho tiempo ha estado presente en invierno y primavera. Esta información la respalda Raúl Rivas González, profesor de Microbiología en la Universidad de Salamanca, quien apunta que es probable que muchas personas se hayan contagiado con este virus en algún momento de su vida.

El HMPV pertenece a la familia de los paramixovirus, que incluyen virus ARN de cadena sencilla, al igual que el que causa la Covid-19. Al igual que otros virus en esta familia, como el sarampión y el virus respiratorio sincitial (VRS), el HMPV suele afectar principalmente a lactantes y niños pequeños, provocando infecciones respiratorias que en casos severos pueden llevar a condiciones como bronquitis o neumonía.

Las alarmas han sonado en torno a un reciente brote en el norte de China, donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha tranquilizado a la población asegurando que los virus involucrados son conocidos y que no hay motivos para el pánico, siendo la gripe estacional el más común entre ellos. Los síntomas del HMPV son semejantes a los del resfriado, lo que podría confundir a muchas personas.

Por otro lado, el norovirus, que provoca infecciones gastrointestinales y es extremadamente contagioso, se ha convertido en la principal causa de brotes de vómitos y diarrea, especialmente en entornos cerrados como hospitales y cruceros. Aunque su pico de infecciones ocurre más frecuentemente en verano, no se puede subestimar su capacidad de propagación. Los síntomas incluyen náuseas, vómitos y diarrea, lo que puede ser devastador para los grupos más vulnerables.

En cuanto a la situación de la gripe, las cifras son preocupantes. Según el último informe publicado por el ISCIII, la tasa de infección respiratoria aguda ha alcanzado niveles alarmantes, con un aumento significativo en las hospitalizaciones. Durante la semana del 30 de diciembre al 5 de enero, la tasa de infección ascendió a 639,8 por cada 100.000 habitantes. Esto representa un incremento del 88% en los casos de gripe en solo dos semanas. El virólogo Estanislao Nistal alerta que estamos próximos al pico máximo de gripe y este contexto de alta contagiosidad y variedad de virus respiratorios se mantendrá por varios días aún.

La salud pública vuelve a estar en el centro de atención, y es crucial tomar precauciones para minimizar riesgos durante esta temporada invernal. No bajemos la guardia, ya que el contagio puede ser más fácil de lo que pensamos.