Hay narrativas que se construyen a través de su trama, pero hay otras que desafían la convencionalidad del relato en sí. 'Anora' es una de esas historias que trasciende la simple narrativa y se sumerge en la voz vibrante de sus personajes. La cinta cuenta la vida de una prostituta en Nueva York que, inesperadamente, tropieza con un príncipe azul, el heredero de un magnate ruso que también es su cliente. Pero la historia no se limita a un simple cuento. Aquí, la esencia de 'Cenicienta' se transforma en una crónica contemporánea de excesos y desenfreno que nos lleva desde una noche de fiesta hasta una surrealista boda en Las Vegas, solo para confrontar la cruda realidad impuesta por la familia del joven.

El director Sean Baker, conocido por su mirada audaz y ética hacia el sexo y la pobreza, se adentra en un nuevo terreno con 'Anora'. Esta película no solo refleja la complejidad de las relaciones humanas, sino que lo hace desde la perspectiva de los adinerados, lo que aporta un ángulo único y provocador. Baker ha hablado a menudo de nuestro puritanismo hacia el sexo en el cine mientras ignoramos la violencia, y su última obra es un claro desafío a esta dualidad. Nos ofrece un retrato de personajes cuya humanidad brilla a través de sus elecciones y de las consecuencias de su estilo de vida escandalosamente opulento.

La actuación de Mikey Madison, a quien recordamos de 'Scream', es una revelación. Su interpretación es cruda y potente, mostrando un riesgo que da un nuevo significado al término. 'Anora' se convierte en una comedia sexual sin la suavidad del verano, sino una tragedia que camina muy cerca de la piel de sus protagonistas. Este enfoque de comedia física significa que la risa y la desesperación coexisten en un delicado equilibrio, llevando al espectador a reflexionar sobre la dualidad de la vida moderna.

El verdadero ingenio de 'Anora' radica en su capacidad para invertir los clichés narrativos que normalmente apaciguan el alma del espectador. No es un cuento de hadas, sino su reverso; no es solo comedia, sino un profundo análisis de lo que sigue después de las risas. El resultado es una mezcla brillante de diversión, tristeza y belleza que desafía nuestras expectativas. En esta obra, Sean Baker se aleja de la convencionalidad narrativas con la que estamos familiarizados, ofreciendo un relato deslumbrante que se cuenta a sí mismo mientras nos revela verdades incómodas sobre la vida y el amor.

En última instancia, 'Anora' es una experiencia cinematográfica que invita a cuestionar nuestro propio entendimiento de la felicidad y el sacrificio en un mundo que a menudo parece más encantado por lo material que por lo emocional. ¡No te la pierdas!