Al finalizar el partido contra el Stuttgart, los aficionados del Real Madrid presenciaron una escena inusual. Carlo Ancelotti no se dirigió a sus jugadores para darles ánimos o a saludar al equipo rival, sino que irrumpió en el campo para confrontar al árbitro del encuentro, Halil Umut Meler, de manera sorprendente.

El entrenador italiano se mostró sumamente frustrado por el desempeño del árbitro, especialmente después de recibir una tarjeta amarilla en el minuto 60 debido a sus protestas. Su descontento fue evidente durante todo el partido, reflejándose en repetidas quejas y acalorados intercambios con el cuarto árbitro.

Lo que más incendiaba la furia de Ancelotti fueron dos penaltis que no fueron sancionados a favor de su equipo. Uno de ellos fue un claro penalti a Rudiger que el VAR corrigió, lo que provocó aún más rabia en el banquillo merengue. Sin embargo, el momento más controversial fue un posible penalti que se le pudo haber señalado a Jude Bellingham, una acción que dejó a todos preguntándose por qué fue ignorada por el colegiado.

Además, la agitación en el banquillo de Real Madrid refleja la presión que enfrenta el equipo en este inicio de temporada. Con un equipo en construcción y nuevas incorporaciones cada semana, cada decisión arbitral se siente más crítica que nunca. Ancelotti ha enfatizado la necesidad de mantener la calma, pero eventos como este ponen a prueba su paciencia.

Los aficionados están divididos sobre si esta reacción fue justificada o si Ancelotti debería centrarse más en los aspectos tácticos de su equipo. ¿Podrá el Madrid recuperarse de esta situación y encontrar la consistencia necesaria en su rendimiento? Solo el tiempo lo dirá.