
¿Ampollas en la boca y sarpullido en manos y pies? ¡Tu hijo podría tener el síndrome de Boca-Mano-Pie!
2025-04-07
Autor: María
Si notas que tu hijo tiene ampollas en la boca, sarpullidos en manos y pies, y en la guardería hablan de un contagio imparable, es muy probable que esté experimentando el síndrome de Boca-Mano-Pie. Esta infección, provocada por el virus Coxsackie, es muy común en niños, sobre todo en los de 1 a 3 años. Aunque generalmente no es grave, puede causar molestias importantes y, en ocasiones, afectar la alimentación de los pequeños.
Los primeros síntomas de la enfermedad suelen ser fiebre leve, malestar general y pérdida del apetito. Sin embargo, el síntoma más característico son las pequeñas ampollas que aparecen en la boca (en el paladar, encías y lengua) y en las manos y pies, incluyendo palmas y plantas. En ocasiones, la erupción también puede extenderse a las piernas y al área del pañal. Afortunadamente, estas lesiones usualmente no son pruriginosas y tienden a desaparecer en aproximadamente una semana.
La doctora Raquel Toba, jefa del Servicio de Pediatría de Policlínica Gipuzkoa, advierte: “Los síntomas pueden incluir fiebre y malestar, pero lo más llamativo son las ampollas en boca, manos y pies.”
¿Cómo se contagia esta enfermedad?
El virus se transmite con gran facilidad a través de la saliva, la mucosidad y las heces. También puede persistir en superficies como juguetes o pañuelos. “Es importante saber que los niños pueden contagiar a otros incluso antes de mostrar síntomas, durante la enfermedad y algunos días después de haberse recuperado”, aclara la doctora Toba.
Para prevenir el contagio, es fundamental reforzar la higiene. Los niños deben lavarse las manos con frecuencia, usar pañuelos desechables y desinfectar objetos y superficies. Se recomienda que los pequeños que presenten fiebre o dificultades para comer permanezcan en casa, evitando así la propagación del virus. Actualmente, no existe una vacuna para esta infección.
¿Cuándo es necesario visitar al pediatra?
Es crucial acudir al médico para confirmar el diagnóstico, ya que hay otras enfermedades con síntomas similares. “Si el niño se muestra muy decaído o presenta infecciones al comer o beber, es esencial consultar con el pediatra”, aconseja la especialista. Sin embargo, es importante resaltar que las complicaciones son poco frecuentes.
El tratamiento de esta enfermedad es sintomático, lo que significa que se enfoca en aliviar los síntomas mediante antipiréticos y analgésicos para controlar la fiebre y el malestar. Recuerda siempre consultar a un especialista para obtener el diagnóstico adecuado y evitar mayores preocupaciones en la salud de tus hijos. ¡Mantén a tu pequeño sano y feliz!