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¡Alerta! Sustancias Químicas Asociadas con el Cáncer de Mama se Filtran en Nuestros Alimentos

2024-09-25

En un giro alarmante de los acontecimientos, un estudio reciente ha expuesto un oscuro secreto sobre los envases plásticos que utilizamos para almacenar nuestros alimentos: podrían ser una fuente de sustancias cancerígenas que están conectadas con el desarrollo del cáncer de mama.

Investigadores suizos han descubierto que al menos 200 compuestos tóxicos pueden migrar de los envases plásticos a los alimentos que consumimos, poniendo en riesgo nuestra salud. Entre estos compuestos se encuentran aminas aromáticas y benceno, conocidos por su asociación con tumores tanto en modelos animales como humanos.

El estudio, publicado en la revista Frontiers in Toxicology, reporta que aproximadamente el 80% de estos agentes químicos provienen de plásticos, exponiendo a la población a un riesgo significativo a diario. Lo más preocupante es que estos químicos han sido detectados incluso en la leche materna y en tejidos humanos, lo que resalta su persistente presencia en el organismo.

Jane Muncke, una de las autoras del estudio, advirtió que la exposición a estas sustancias no solo es crónica, sino que a menudo es involuntaria, ya que migran desde los envases hacia los alimentos que ingerimos habitualmente. Esto plantea una grave preocupación para la salud, especialmente entre las mujeres jóvenes.

Estudios anteriores han vinculado ciertos químicos como disruptores endocrinos, capaces de alterar el equilibrio hormonal relacionado con las hormonas reproductivas. Un cambio en la producción de hormonas como el estrógeno puede desencadenar un aumento del riesgo de cáncer de mama, lo que subraya la importancia de buscar formas de prevenir esta enfermedad.

La investigación también expone que 76 carcinógenos han sido identificados en relación con el cáncer de mama, con un asombroso 80% de ellos migrando de plásticos a alimentos. Estos incluyen el benceno y el estireno, que están asociados con una variedad de problemas de salud. En total, 40 de estos químicos ya están bajo vigilancia regulatoria por sus peligros potenciales.

El cáncer de mama es la forma de cáncer más común en todo el mundo. De acuerdo con la OMS, en 2020 se diagnosticaron 2.3 millones de nuevos casos a nivel global, y 685,000 mujeres perdieron la vida a causa de esta enfermedad. Aunque tradicionalmente se asocia el riesgo con mujeres mayores de 50 años, la evidencia muestra que cada vez más mujeres jóvenes, incluso menores de 40 años, están siendo afectadas.

En Argentina, un estudio de la Sociedad Argentina de Mastología encontró que el 10% de las pacientes tiene menos de 40 años, y la incidencia en este grupo etario ha aumentado un 15% en la última década. Esto demuestra la urgencia de abordar los factores de riesgo asociados, incluidas las sustancias químicas presentes en nuestro entorno.

El Dr. Diego Kaen, de la Asociación Argentina de Oncología Clínica, enfatiza que existen múltiples factores que influyen en el riesgo de desarrollar cáncer de mama, incluyendo el tabaquismo, la genética, la obesidad, y una alimentación poco saludable. Así, cuando se destaca el impacto potencial de los químicos en los envases de alimentos, se hace claro que es parte de un espectro más amplio de riesgos.

Los expertos coinciden en que la detección temprana es clave para combatir esta enfermedad. Actualmente, se sugiere realizar mamografías anuales a partir de los 50 años, lo que ha demostrado reducir la mortalidad asociada con el cáncer de mama. En este sentido, un enfoque integral que combine la prevención a través de una alimentación saludable y la concienciación sobre los peligros de las sustancias químicas en nuestros alimentos es esencial para proteger la salud de las mujeres y reducir el riesgo de cáncer de mama.

Sin lugar a dudas, es hora de que pongamos atención a lo que comemos y al impacto que puede tener en nuestro bienestar. La información de este estudio debería servir como un llamado a la acción para todos, desde los consumidores hasta los reguladores, para replantear el uso de sustancias químicas en nuestros alimentos y garantizar un futuro más seguro.