Los recientes estudios EUROASPIRE IV y V destacan el papel crucial de la disglucemia en la salud cardiovascular de los pacientes con enfermedad coronaria.

La disglucemia, que consiste en alteraciones de los niveles de glucosa en sangre, es un factor de riesgo que no se debe pasar por alto. Gracias a los estudios europeos EUROASPIRE IV y V, se ha comprobado que realizar un correcto cribado de disglucemia puede ser fundamental para predecir eventos cardiovasculares y mejorar las estrategias de prevención en pacientes que desarrollan enfermedad coronaria.

Los estudios abarcaron 79 centros en 24 países para EUROASPIRE IV y 131 centros en 27 países para EUROASPIRE V, incluyendo a más de 16,000 pacientes diagnosticados con enfermedad de las arterias coronarias. Los participantes, con edades entre 18 y 80 años, fueron sometidos a pruebas rigurosas, que incluían la prueba de tolerancia oral a la glucosa (OGTT), la glucosa plasmática en ayunas (FPG) y la hemoglobina A1c (HbA1c).

Los resultados fueron impactantes: se descubrió que el 22.5% de los pacientes tenía diabetes tipo 2 diagnosticada solo a través del OGTT, frente a un 4.2% que fue identificado usando HbA1c. Esto revela que la OGTT es significativamente más eficaz para la detección de la disglucemia, con un 47.1% de los pacientes experimentando alteraciones en sus niveles de glucosa.

Los niveles de glucosa post-carga después de 2 horas (2hPG) de 9 mmol/L o más y los niveles de HbA1c de 5.9% o más se encontraron como los mejores indicadores de riesgo de eventos cardiovasculares, subrayando la necesidad de que los profesionales de la salud consideren estos factores en su evaluación.

Ante estos hallazgos, la recomendación es clara: se debe priorizar el uso de OGTT en la evaluación de pacientes con enfermedad coronaria. Este enfoque innovador podría cambiar el paradigma en la detección y el manejo de la disglucemia, ofreciendo mejores resultados en la salud cardiovascular.

Adicionalmente, la disglucemia no solamente puede estar relacionada con enfermedades cardiovasculares, sino también con complicaciones como la neuropatía y la retinopatía, lo que hace esencial su administración y control.

Por todo esto, médicos y especialistas deben redoblar sus esfuerzos en la detección temprana y tratamiento adecuado de la disglucemia. Esta podría ser la clave para salvar más vidas en una población en riesgo.