El clima de tensión en el mar Báltico ha llevado a la OTAN a anunciar una contundente respuesta. Mark Rutte, secretario general de la Alianza, ha informado sobre el lanzamiento de una operación destinada a proteger los cruciales cables submarinos en la región, tras múltiples denuncias de sabotajes atribuidos a Rusia que buscan afectar el suministro eléctrico y las comunicaciones de los países bálticos.

Esta nueva misión, denominada 'Centinela Báltico', incluirá el despliegue de fragatas, aviones y drones navales para vigilar y salvaguardar la infraestructura crítica. Rutte enfatizó que la OTAN se reserva el derecho de tomar acciones contra cualquier embarcación que represente una amenaza potencial a la seguridad en la zona.

La inquietud ha crecido considerablemente en los últimos meses, especialmente después de incidentes como el de un petrolero ruso, 'Eagle S', que fue interceptado por la policía finlandesa por estar sospechado de causar daños a la línea eléctrica Estlink 2 y a cables de telecomunicaciones. Se reveló que la tripulación del petrolero estaba a punto de dañar otro cable y un gasoducto cuando fue apresada. Este tipo de episodios ha encendido las alarmas sobre actividades rusas en el mar Báltico.

No es el único caso inquietante; el barco chino 'Yi Peng 3' también ha suscitado preocupaciones por la posible afectación a los cables de telecomunicaciones. La intervención de las fuerzas armadas de Dinamarca fue vital para detener este barco también.

Rutte añadió que esta misión contará con la involucración de una variedad de activos, y que la vigilancia en la zona será intensificada. Además, se planea el uso de drones marinos para mejorar la supervisión y disuasión en el área.

Durante esta cumbre en Helsinki, los líderes de las naciones ribereñas del Báltico discutieron la necesidad de establecer fundamentos legales que permitan la detención de embarcaciones sospechosas más allá de las aguas territoriales de cada país. El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, instó a realizar un análisis más profundo sobre las acciones a tomar sin vulnerar las normas internacionales de libre navegación.

La situación es crítica; un promedio de 2.000 barcos navegan por el Báltico cada día, complicando enormemente cualquier esfuerzo de control. El presidente letón, Edgars Rinkevics, argumentó que un enfoque firme podría resultar en una disminución de estos incidentes delictivos.

Además, Rutte subrayó que la OTAN no tolerará ataques a su infraestructura vital. Más del 95% del tráfico de Internet depende de estos cables submarinos, y un ataque puede comprometer transacciones financieras globales, valoradas en 10 billones de dólares diariamente. La reciente cumbre, coorganizada por Finlandia y Estonia y a la que asistieron líderes de Dinamarca, Alemania, Letonia, Lituania, Polonia y Suecia, fue un llamado a la unidad en un entorno cada vez más impredecible.

No obstante, la historia de sabotajes en la región no es nueva. Uno de los eventos más alarmantes ocurrió en 2022, cuando los gasoductos Nord Stream entre Rusia y Alemania fueron objeto de explosiones. La investigación sugiere que Ucrania pudo estar detrás de estos atentados, lo que intensifica la intriga geopolítica en una de las regiones más sensibles del mundo.