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¡Alerta en China! Los emprendedores están siendo arruinados por una cláusula letal en el capital riesgo

2025-01-09

Autor: María

Los fondos de capital riesgo en China están utilizando cláusulas de recompra, que se han vuelto la norma, para desmantelar a los fundadores de startups que no han tenido éxito, revela un impactante reportaje de Financial Times.

Esta situación resulta alarmante: la nación asiática está castigando severamente el fracaso emprendedor, un hecho que podría tener repercusiones devastadoras para toda la economía.

La razón detrás de esta alarmante tendencia es clara. Se estima que el 80% de los contratos de inversión en China ya incluye estas temidas cláusulas, que obligan a los emprendedores a devolver el capital invertido (más intereses) si no logran alcanzar ciertos objetivos establecidos por sus inversores. Este ciclo de endeudamiento amenaza con convertirse en un mecanismo de opresión financiera que sofoca la innovación.

Impactantemente, el 10% de los emprendedores que no logran cumplir con estas exigencias terminan en una lista negra nacional de morosos, lo que les restringe aún más su capacidad para iniciar nuevos proyectos.

A diferencia de otros países, como España, donde desde 2015 se estableció la Ley de Segunda Oportunidad para permitir la exoneración de ciertas deudas, en China no hay un marco legal que contemple la bancarrota personal. Esto significa que los emprendedores no pueden liberarse de sus deudas, quedando atrapados en un ciclo infinito de pago.

Los tiempos de bonanza anteriormente en China crearon la ilusión de que el capital riesgo iba a arriesgarse, pero ahora, ante una economía tambaleante, los inversores actúan como prestamistas despiadados. Con más de 10,000 empresas chinas enfrentándose a problemas de recompra, incluso startups sostenibles están siendo ahogadas por las exigencias de los inversores. Muchos fundadores temen que un solo fracaso pueda llevarlos a la ruina personal y a una inevitable exclusión social, lo que les disuade de emprender.

Un caso alarmante es el de Wang Ronghui, quien perdió todo. Su cadena de 36 guarderías colapsó durante la pandemia. Cuando sus inversores exigieron la recompra de acciones, sufrió una pérdida total en su financiamiento y, para colmo, también perdió su seguro médico.

Este escenario pone en jaque la cultura emprendedora en China, donde los innovadores sienten que cada paso en falso podría costarles no solo sus ahorros, sino también su futuro y su libertad. Si esta situación persiste, el ecosistema de startups en China podría enfrentar una catástrofe, con una fuga de talentos hacia países donde el fracaso no implica un estigma perpetuo. ¡La pregunta que surge es: se arriesgarán los emprendedores a seguir innovando en un país donde el precio del fracaso es tan alto?