En la madrugada de este viernes, 1 de noviembre de 2024, las fuerzas israelíes llevaron a cabo al menos 10 bombardeos devastadores en los suburbios del sur de Beirut, marcando su primer ataque a la capital libanesa en casi una semana, según la Agencia Nacional de Noticias libanesa (NNA).

Los ataques se concentraron en áreas de Ghobeiry, Kafaat y la autopista Sayyid Hadi, así como en las cercanías del complejo de Al-Mujtaba y la antigua carretera del aeropuerto de Beirut. Estos bombardeos han dejado una estela de destrucción masiva, arrasando decenas de edificios y provocando incendios en varios lugares, lo que ha generado una creciente preocupación entre la población civil.

Previo a estos ataques, Avichay Adraee, portavoz en árabe del Ejército israelí, advirtió a través de X que sus fuerzas bombardearían distritos del sur de Beirut donde, según afirmaciones, se ubicaban objetivos vinculados al grupo chií Hezbolá. Su mensaje fue acompañado de imágenes de los edificios que serían objeto del ataque, instando a los residentes a evacuar inmediatamente la zona.

En las últimas 24 horas, al menos 45 libaneses han perdido la vida y 110 han resultado heridos debido a la intensificación de los ataques israelíes, que acumulan aproximadamente 2.865 víctimas desde el inicio del conflicto hace un año, siendo este el periodo más mortal desde que comenzaron las operaciones aéreas masivas el 23 de septiembre.

El Ministerio de Salud Pública del Líbano reportó que 68 ataques aéreos fueron efectuados por Israel en diferentes puntos del país, con un enfoque particular en el sur y en Nabatiye. Esta escalada de violencia ha llevado el número total de ataques a 11.647 desde el inicio de la actual agresión, una cifra alarmante que pone de manifiesto la grave situación humanitaria en el país.

Las tensiones entre Israel y Hezbolá han alcanzado niveles críticos, invitando a la comunidad internacional a intervenir y buscar una solución pacífica a este prolongado conflicto que ya ha cobrado demasiado dolor y sufrimiento en la región. Al parecer, el ciclo de violencia se intensifica, y la preocupación por el bienestar de los civiles está en su punto más alto.