La Agencia Estatal de Meteorología ha emitido una advertencia de alerta naranja ante la inminente llegada de una nueva DANA, lo que ha desencadenado una respuesta inmediata de prevención en la Ribera, una comarca que históricamente ha padecido inundaciones devastadoras. La preocupación creciente entre los alzireños hace que muchos opten por trasladar sus vehículos a zonas más elevadas, una práctica habitual en momentos de crisis climática.

El pasado 29 de octubre la comunidad sufrió un episodio particularmente grave que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva, cuando las intensas lluvias colapsaron infrastructures y pusieron en jaque la seguridad de sus habitantes. Ante esta experiencia traumática, es comprensible que cada vez que se pronostican lluvias intensas, los alzireños se movilicen rápidamente y utilicen redes sociales para advertir a sus vecinos y organizar la evacuación de sus automóviles hacia lugares más seguros.

Los municipios de la Ribera, que también sienten el impacto del cambio climático, están experimentando un aumento en la frecuencia y la severidad de estos fenómenos. La cultura de la prevención se ha arraigado en la población, que está cada vez más consciente de la necesidad de estar preparados para hacer frente a situaciones de emergencia. Los vecinos no esperan instrucciones del ayuntamiento; en su lugar, toman la iniciativa por su cuenta.

En este contexto, se observa una paradoja inquietante: los ciudadanos encuentran mayor tranquilidad en la medida que alejan sus vehículos del riesgo de inundación. Esto ha llevado a que las áreas más vulnerables queden prácticamente desiertas durante los episodios de alerta, con un impacto palpable en la vida diaria de la comunidad. Cada tormenta genera un nuevo dilema, ¿hasta cuándo seguirán fraguándose estas medidas preventivas?