Europa está atravesando momentos de incertidumbre económica tras una crisis inflacionista que no se había visto en décadas. La situación ha empeorado en algunos países clave como Italia, que ha normalizado la inestabilidad política, y Alemania, que se enfrenta a la disolución de su coalición gubernamental y a la posibilidad de elecciones anticipadas. Francia, por su parte, se encuentra al borde de la inestabilidad también, experimentando una presión significativa sobre su prima de riesgo debido a un alto déficit. Además, la reciente caída del primer ministro Michel Barnier ha dejado al país al borde del vacío político.

En este contexto de turbulencias y bajo crecimiento, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) realice un nuevo recorte en los tipos de interés este jueves, lo que marcaría la cuarta reducción en 2024, y la tercera consecutiva. Las expectativas apuntan a un recorte de 25 puntos básicos, dejándolos en el 3%. Una reducción más dramática de 50 puntos, que había ganado tracción en semanas anteriores, ahora parece poco probable. A lo largo del año, el BCE ha mantenido recortes de 25 puntos básicos, manteniendo su cautela ante una recuperación económica aún en proceso.

Con la inflación por debajo del 3% durante todo 2024, y ocasionalmente muy cerca del 2%, el BCE es más cauteloso en su enfoque, priorizando la recuperación económica sobre el riesgo de una nueva ola inflacionista. Aunque hubo un repunte en noviembre, cuando la inflación alcanzó el 2,3% en la zona euro, esto no ha alterado el pronóstico del BCE, el cual espera que la estabilización de la inflación no ocurra hasta la segunda mitad de 2025.

Un análisis más profundo revela que a pesar de las dificultades actuales, se predice que la inflación podría mantenerse por debajo del objetivo establecido más allá de 2026. "A pesar de la incertidumbre política, es poco probable que el BCE cambie su estrategia", afirma David Zahn de Franklin Templeton. Los mercados también estarán atentos a la actualización de las proyecciones macroeconómicas del BCE, que podrían mostrar una revisión a la baja de las expectativas de crecimiento del PIB para 2025 debido a un estancamiento en la eurozona.

Mientras tanto, el crecimiento en España se proyecta que superará el 2%, contrastando con el estancamiento que enfrenta Alemania. Sin embargo, los expertos advierten sobre la fragilidad de la situación en Francia, considerándola el eslabón más débil del continente, lo que podría representar un gran riesgo para la estabilidad del euro.

Las tensiones internacionales, como las promesas de Trump de implementar tarifas comerciales, también podrían tener un impacto crucial en la situación económica de la eurozona. En este sentido, Carsten Brzeski de ING señala que el BCE debe ser cuidadoso en su abordaje ante la inestabilidad política, reconociendo que la intervención preventiva podría ser percibida como una intrusión en la política interna de Francia.

El BCE enfrenta un dilema: si las tarifas comerciales de Trump inflan los precios, ¿seguirán recortando tipos aunque el euro se devalúe frente al dólar? Muchos expertos sugieren que un euro más débil podría en última instancia beneficiar a la eurozona, al contrarrestar el impacto negativo de las tarifas sobre las exportaciones. La incertidumbre que rodea a la economía europea es palpable y el próximo movimiento del BCE podría marcar la diferencia en su manejo de la crisis actual. ¿Qué pasará en los próximos meses? La respuesta está en juego y todos los ojos están puestos en las decisiones que se tomen.