El buque conocido como Eagle S, sospechoso de haber causado daños al Estlink 2, una crucial infraestructura eléctrica que conecta a Finlandia y Estonia, ha sido confiscado por las autoridades policiales de Finlandia. Este incidente ha generado gran preocupación en la región, especialmente por el impacto que podría tener en la seguridad energética de ambos países.

Según los informes de la radiotelevisión pública finlandesa, Yleisradio, el barco se encuentra actualmente en manos de las autoridades y es trasladado por unidades de la Policía y la Guardia Costera hacia el puerto de Kilpilahti, situado en el sur de Finlandia. El Eagle S, que se registró en las Islas Cook, hacía rutas entre Rusia y Egipto y se le ha vinculado con la controversial “flota fantasma” de Rusia, lo que aumenta las sospechas sobre sus actividades en la región.

La situación se complica aún más ya que, de acuerdo con la agencia Mediapankki, se ha establecido que la rotura del Estlink 2 ocurrió en la víspera de Navidad, una fecha que coincide con un aumento en la actividad marítima en la zona. Además, se atribuyen daños a otros cuatro cables de telecomunicaciones, lo que podría tener repercusiones significativas en la conectividad y las comunicaciones de la región.

La empresa financiera Fingrid ha advertido que las reparaciones de los daños sufridos podrían prolongarse hasta el próximo verano, lo que podría resultar en interrupciones en el suministro eléctrico entre ambos países. Este problema no solo afecta a Finlandia y Estonia, sino que también podría tener consecuencias más amplias en la interconexión energética de Europa del Norte.

Las autoridades continúan investigando el alcance de los daños y el posible impacto de las acciones del Eagle S en la seguridad regional. Este incidente trae a la luz la necesidad de una mayor vigilancia y regulación sobre el tráfico marítimo en aguas sensibles, especialmente en un contexto geopolítico tenso.