La tendencia a señalar con el dedo a la comunidad científica, especialmente tras la tragedia que ocurrió en Valencia debido a la DANA, es una actitud irresponsable y peligrosa, según expertos en meteorología. Esta crítica proviene, principalmente, de ciertos sectores de la derecha y la extrema derecha que han adoptado esta postura desde la pandemia.

En un reciente comentario, el presidente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, sugirió que no se pueden tomar decisiones basadas en información que puede o no ser precisa, en un intento de proteger al presidente valenciano, Carlos Mazón. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, también se unió a estas críticas, pidiendo a la AEMET que “afinara” sus pronósticos tras el aviso de DANA que afectó al centro de la península.

La desconfianza generada por estas afirmaciones es alarmante. Francisco J. Tapiador, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha, afirmó que cuestionar la labor de la AEMET solo sirve para alimentar la desconfianza de la población, lo que puede llevar a tragedias en el futuro. Asimismo, otros meteorólogos como José Miguel Viñas recalcaron que las críticas hacia la AEMET, especialmente después de una catástrofe, demuestran una preocupante falta de entendimiento, sobre todo de quienes tienen responsabilidades en la gestión de emergencias.

Tapiador subrayó que los alertas emitidas por la AEMET se basan en la mejor ciencia disponible. No obstante, muchos de los políticos parecen estar más preocupados por desviar la atención de sus propias responsabilidades que por encontrar soluciones efectivas para la gestión de desastres naturales. De hecho, la AEMET ha reforzado su compromiso con la transparencia, recordando que sus sistemas de predicción y alerta están diseñados para ayudar a las autoridades locales a tomar decisiones informadas.

El portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, resaltó que ya se habían emitido avisos especiales desde el domingo antes del desastre. Sin embargo, se cuestiona si la activación de los protocolos de emergencia se llevó a cabo con la suficiente rapidez y efectividad para proteger a la ciudadanía. Expertos como José Miguel Viñas indicaron que la falta de respuestas rápidas puede comprometer vidas, sugiriendo que el aviso rojo debería haberse traducido instantáneamente en medidas de protección más contundentes.

Más allá de la incomprensión de los políticos, la comunidad científica y meteorológica está alerta sobre el incremento de fenómenos climáticos extremos. Esto se debe a la crisis climática actual que está intensificando las tormentas y aumentando su peligrosidad. La lección crucial es que los ciudadanos deben tomarse en serio las alertas de la AEMET y prepararse adecuadamente. Cada aviso rojo representa una amenaza real que podría significar la diferencia entre la vida y la muerte en situaciones críticas.

Finalmente, es vital reflexionar sobre cómo se interpretan estas alertas y cómo se gestionan. Hay que introducir esta educación desde los colegios, implementando un enfoque que involucre no solo a los adultos, sino también a las nuevas generaciones. En momentos de crisis climática, nuestra preparación y entendimiento pueden ser el factor decisivo para mitigar el impacto de desastres naturales.