Los residentes de Alfafar, un municipio valenciano, han alzado su voz enérgicamente durante el pleno ordinario celebrado este jueves. Tras la devastadora riada del 29 de octubre, los ciudadanos exigen la dimisión del alcalde Juan Ramón Adsuara y su equipo, a quienes acusan de abandonar al pueblo en su momento más crítico.

La sesión se llevó a cabo en la sala de juntas, en lugar de en el tradicional salón de plenos, limitando así el aforo solo a los miembros del gobierno y al secretario municipal. Esta decisión enfureció aún más a los vecinos, quienes permanecieron a las puertas del Ayuntamiento desde primera hora de la mañana, pidiendo desesperadamente ser escuchados. "¡Fuera!" y "¡Sinvergüenzas!" resonaban en el aire mientras un grupo de ciudadanos logró ingresar a la sala, generando momentos de tensión palpable, donde se manifestaron frustraciones acumuladas.

Los asistentes criticaron duramente al alcalde por su gestión después de la riada, alegando que han recibido más ayudas de localidades cercanas que de su propio Ayuntamiento. Denunciaron que el gobierno local ha hecho un "Mazón" (referente a decisiones controvertidas del presidente de la Diputación) al no brindar el apoyo necesario a la comunidad.

Además, la falta de respuesta rápida sobre la tramitación de ayudas y la ausencia de infraestructuras adecuadas también ocupó un lugar central en las quejas. Los vecinos denunciaron problemas de iluminación y situaciones críticas para los vehículos afectados por la inundación.

En un intento por calmar los ánimos, el gobierno local ha reconocido el malestar general y ha solicitado apoyo a otras administraciones para abordar la crisis. Sin embargo, esto podría no ser suficiente para aplacar la indignación de una comunidad que se siente traicionada y desamparada. La situación plantea la pregunta: ¿Podrá Juan Ramón Adsuara recuperar la confianza de su pueblo o es este el principio del fin de su mandato?