La impresionante celebración en honor a Nuestra Señora de la Misericordia ha reunido a 1.400 cofrades en las calles de Cáceres. La última imagen, Nuestra Señora de la Misericordia, ha entrado en la Plaza Mayor, donde en breves momentos dará inicio la celebración litúrgica, este año presidida por el obispo de la Diócesis de Coria Cáceres, monseñor Jesús Pulido.

La Plaza Mayor está desbordante de emociones y devoción; no cabe una persona más. La penúltima imagen, la Virgen del Buen Fin, avanza con pasos firmes hacia el altar, donde la espera la patrona de todos los cacereños.

La alegría de la plaza se hace palpable cuando la Virgen de la Encarnación danza en honor a la Montaña, acompañada por un despliegue espectacular de los hermanos del Humilladero y la entrega contagiosa de la Banda de Cornetas y Tambores del Espíritu Santo.

El Ayuntamiento de Cáceres se ilumina de azul, el color que simboliza la devoción hacia la Virgen de la Montaña, creando un espectáculo visual que acompaña la solemnidad de la celebración.

Es imprescindible destacar el papel fundamental de las mujeres en estas procesiones; su participación, especialmente la de las jóvenes, ha sido clave para llevar a cabo esta Procesión Magna, donde en algunos pasos, ellas son incluso mayoría destacada.

Los hermanos cofrades han demostrado una entrega y resistencia asombrosas, llevándoles a soportar más de ocho horas en la calle. A su paso por el edificio Norba, han sido hidratados, y aunque la organización ha dispuesto sillas para el descanso durante la celebración, la limitada capacidad de la plaza impone restricciones, por lo que se turnan generosamente para poder descansar.

En este emotivo momento, la Virgen de la Esperanza pasa frente a la Virgen de la Montaña, tomando su lugar correspondiente en la plaza, junto a la cofradía de los Ramos.

Ya en la Plaza Mayor, se suman a la belleza de la festividad la Virgen del Rosario de Santo Domingo, la Pureza, la Virgen de Gracia, la Virgen de la Estrella, Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos, Nuestra Señora del Sagrario, la Virgen de la Caridad y la Esperanza. En estos instantes, también hace su entrada la Dolorosa de la Cruz.

La Virgen de la Montaña recibe en la plaza a todas las imágenes, acompañada por el Cristo de la Salud, que se queda en el santuario todo el año, aportando un toque de solemnidad a la celebración.

Es importante informar que, debido a la gran multitud, se han tenido que requerir dos ambulancias para atender a personas que presentaron problemas de salud durante el transcurso de la procesión, uno de ellos sucedió en San Juan y otro en la misma Plaza Mayor.

Este evento no solo es un reflejo de la devoción religiosa de los cacereños, sino también una muestra de la comunidad unida en el recogimiento y el respeto a sus tradiciones.