Según un análisis de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la temperatura media global ha superado en 1,55°C los niveles del periodo preindustrial de 1850-1900. Este alarmante dato no solo marca la última década como la más cálida jamás registrada, sino que exige medidas inmediatas para prevenir daños irreversibles en nuestro planeta.

Si no tomamos acciones concretas para frenar esta tendencia antes de 2025, corremos el riesgo de enfrentar consecuencias catastróficas como fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes, aumento del nivel del mar y pérdida de biodiversidad.

El negacionismo climático: un desafío grave

En este contexto, nuevos líderes políticos que niegan la existencia de la crisis climática se están convirtiendo en una seria amenaza. El posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, quien ha manifestado su intención de abandonar el Acuerdo de París nuevamente, es un claro ejemplo de esto. Esta falta de compromiso no solo pone en peligro el futuro ambiental, sino que también podría aumentar la retirada de fondos destinados a iniciativas climáticas.

Las ideologías no deben nublar la realidad: el cambio climático es un fenómeno comprobado. Según el Banco Mundial, aproximadamente 1.200 millones de personas enfrentan riesgos críticos debido a eventos climáticos como olas de calor, inundaciones y sequías.

Desastres naturales en aumento

El Reporte 2024 de Global Water Monitor revela que el año pasado, los desastres naturales vinculados al agua causaron 8.700 muertes, 40 millones de desplazados y pérdidas económicas superiores a los 550.000 millones de dólares por inundaciones en lugares como Afganistán, Pakistán y Brasil.

Más recientemente, los incendios incontrolados en California han resultado en la muerte de al menos 27 personas. Se estima que las pérdidas económicas podrían superar los 250.000 millones de dólares, aunque algunas proyecciones sugieren que el costo real podría ser aún mayor, lo que subraya la urgencia de abordar esta problemática de manera efectiva.

Cambios globales y locales

Estos eventos no son aislados. Se ha demostrado que la deforestación del Amazonas influye directamente en el clima y en la disponibilidad de recursos hídricos, un claro indicativo de que la crisis climática afecta a millones de vidas y tiene un impacto económico global significativo.

Frente a este escenario crítico, necesitamos líderes que no solo reconozcan la gravedad de la crisis, sino que también impulsen acuerdos y soluciones innovadoras. En un mundo donde la ciencia se debe poner en primer plano, es vital recurrir a la academia y al involucramiento de la sociedad civil para enfrentar la triple crisis actual: climática, de contaminación y de biodiversidad.

La vida humana debe ser la prioridad, protegiendo el patrimonio de las comunidades y los estados. ¡El futuro del planeta está en nuestras manos! Es hora de actuar y exigir que nuestros líderes pongan la ciencia y los hechos por delante, antes de que sea demasiado tarde!