La historia del boxeo está repleta de episodios absurdos y decisiones arbitrales que dejan a todos boquiabiertos, y Argentina, sin duda, tiene su parte en estos capítulos oscuros.

En el corazón de la década de 1990, se vivió uno de esos momentos inolvidables que algunos prefieren olvidar. Hablamos de un enfrentamiento que resonó en la memoria de todos los fanáticos del deporte: el combate entre el argentino Juan Martín Coggi, entonces campeón superligero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), y el colombiano Eder González.

El 17 de diciembre de 1993, el gimnasio del club Defensores de Villa Luján en San Miguel de Tucumán se convirtió en el escenario de un espectáculo de boxeo que desafió las normas del deporte. Coggi, a punto de cumplir 32 años, entró al ring con la confianza de un campeón, pero lo que parecía una defensa sencilla se convirtió en un escenario caótico lleno de polémica y decisiones cuestionables por parte del árbitro venezolano Isidro Rodríguez.

La pelea comenzó con un giro dramático: en el segundo asalto, Coggi logró enviar a González a la lona con un poderoso zurdazo. Sin embargo, en un giro inesperado, el colombiano, lejos de rendirse, tomó la iniciativa y no tardó en conectar un fuerte derechazo que tambaleó al argentino. La reacción del árbitro fue sospechosa; el conteo fue sorprendentemente lento, permitiendo a Coggi recuperarse cuando parecía que estaba fuera de combate.

Mientras el público estupefacto presenciaba la caída de su campeón, un inesperado héroe del ring, el actor Luis Spada, se subió al cuadrilátero para mantener a Coggi en pie, en una escena surrealista que no pasó desapercibida. A pesar de las irregularidades, Rodríguez permitió que la pelea continuara, lo que llevó a un tercer asalto lleno de confusión y tensión.

Jorge 'Locomotora' Castro, quien estaba presente, reveló años más tarde que él había golpeado el gong para finalizar el round, intentando ayudar a su amigo Coggi. En medio de la adversidad, el argentino logró sobreponerse y, con una estrategia astuta y un poco de ayuda del árbitro, logró salir adelante.

El punto de inflexión llegó en el cuarto asalto, donde Coggi, reequilibrado, comenzó a conectar golpes precisos. En el séptimo asalto, logró derribar a González, quien no pudo levantarse antes de la cuenta final, asegurando una victoria controversial pero válida.

Las repercusiones de esa noche fueron inmediatas. La AMB decidió suspender a Isidro Rodríguez de por vida por su actuación, aunque más tarde se le permitió arbitrar un último combate. En un intento por restaurar la credibilidad del boxeo, se organizó una revancha el 18 de marzo de 1994 en Las Vegas.

En esa revancha, González volvió a ser un rival formidable, derribando a Coggi en el primer asalto. Sin embargo, esta vez no hubo controversias; el campeón argentino supo capitalizar la situación y con un uppercut contundente cerró el encuentro con un nocaut técnico, poniendo fin a un capítulo lleno de escándalos y sorpresas.

La velada de Tucumán no solo quedó grabada en los anales del boxeo argentino, sino que resonó en la comunidad internacional, recordando a todos que el boxeo no es solo un deporte, sino un espectáculo lleno de giros inesperados, emociones desbordantes y, a veces, una buena dosis de drama.