En un giro dramático de los eventos, la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha provocado el colapso de al menos seis carreteras en Valencia, generando más de 30 kilómetros de atascos en los principales accesos a la ciudad. La situación se complica con la suspensión de clases y restricciones en el tráfico mientras se llevan a cabo tareas de recuperación. La policía ha confirmado que, tras el análisis con drones, no se han hallado cadáveres en el aparcamiento del centro comercial Bonaire, donde previamente se especulaba que podría haber habido víctimas. Sin embargo, la gran cantidad de rumores y bulos en redes sociales ha generado confusión y alarma entre la población.

La Agencia Estatal de Meteorología ha elevado el nivel de alerta a rojo en Cataluña y amarillo en la Comunidad Valenciana debido a las intensas lluvias y los riesgos asociados. En Cataluña, Protección Civil ha emitido advertencias sobre la peligrosidad de las lluvias, mientras que 17 vuelos han sido desviados en el aeropuerto de El Prat por las condiciones climáticas adversas. El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ha criticado la reacción del Gobierno, acusándolo de haber desactivado la alerta hidrológica en múltiples ocasiones.

Mientras tanto, se estima que más de 214 personas han perdido la vida a consecuencia de la DANA, y los esfuerzos de auxilio se ven reforzados con el envío de agentes de la Guardia Civil para formar unidades de ayuda en Valencia. Desde el Gobierno, se recomienda a los ciudadanos que se vacunen contra el tétanos si han sufrido heridas en las labores de limpieza y recuperación.

La población afectada está demandando respuestas y soluciones rápidas mientras lidia con la devastación dejada por este fenómeno meteorológico. Es evidente que las imágenes de la tormenta y sus efectos están afectando emocionalmente a las comunidades, mientras que los servicios de emergencia trabajan arduamente para restablecer el orden y la seguridad.