Ciencia

Thomas Erikson, experto en patrones de comportamiento: "El ejemplo más claro de un narcisista público es Donald Trump, pero hay personas tóxicas en la derecha y en la izquierda"

2024-09-21

Entrevista exclusiva con Thomas Erikson, autor del nuevo libro 'Rodeados de narcisistas', donde examina cómo el narcisismo se ha convertido en un fenómeno generalizado en nuestra sociedad. En un mundo donde las redes sociales glorifican la vanidad y el egocentrismo, Erikson sostiene que todos debemos aprender a mirar más allá de nosotros mismos para encontrar un verdadero sentido de felicidad y éxito.

Uno de los temas centrales que aborda Erikson es la normalización del narcisismo en la cultura contemporánea. Según él, 'la mitad de las personas que vemos en la televisión y en Hollywood son narcisistas', y cree que este comportamiento ha alcanzado niveles epidémicos. La cultura de la cancelación es, en su opinión, un reflejo del narcisismo colectivo.

"Antiguamente, solíamos pensar: '¡Qué idiota!', al ver a alguien que se adoraba a sí mismo", explica Erikson. Sin embargo, esa mentalidad ha cambiado drásticamente gracias a las redes sociales, que permiten a las personas exhibir constantemente sus vidas de una manera que nunca antes había sido posible. Los 'padres helicóptero', que colocan a sus hijos en pedestales, también están contribuyendo a esta cultura de la vanidad.

Pero ¿por qué los narcisistas hacen sufrir a quienes les rodean? Erikson explica que manipulan, utilizan y engañan a los demás, causando daños significativos en la salud mental de sus víctimas. Los efectos pueden ser devastadores, desde el estrés y la ansiedad hasta la depresión. La neuroplasticidad del cerebro significa que, aunque el daño puede ser grave, también hay esperanza para la recuperación si uno logra alejarse de estas relaciones tóxicas.

Erikson también critica cómo nuestra sociedad premia el éxito superficial: 'Hoy en día, celebramos a las personas que tienen buena apariencia y éxito material'. Esto contrasta con otras culturas, donde el enfoque es más colectivo y comunitario, como en muchos países del mundo árabe. Aquí, el individualismo exacerbado puede llevar a conductas destructivas.

En cuanto a las figuras públicas, Erikson advierte sobre su influencia. 'El ejemplo más claro de un narcisista público es Donald Trump', afirma. Pero, según él, hay personas tóxicas en todos los espectros políticos. Trump ha sido amado y odiado a partes iguales, y su estilo narcisista de liderazgo resuena en muchas personas.

El autor también reflexiona sobre por qué, incluso en la adoración y lealtad, un narcisista nunca será verdaderamente feliz. Esto se debe a que siempre sospechan y se comparan con los demás, buscando constantemente la validación que nunca puede saciarse.

Finalmente, Erikson ofrece una solución directa para escapar de esta 'pandemia de narcisismo': 'Simplemente aléjate. Las personas tóxicas no van a cambiar'. A medida que la humanidad enfrenta una crisis de identidad, él sugiere que quizás sea necesario volver a encontrar valores más profundos, espirituales o comunitarios, para salir de este ciclo dañino.