La localidad de Laguna Verde, en Valparaíso, se encuentra sumida en la tristeza y la indignación tras el brutal asesinato de Juan Miguel de La Vega, un querido profesor de fútbol de 35 años, hallado muerto en su hogar el pasado sábado por la mañana.

Según los primeros informes de la policía, el homicidio está siendo investigado como un robo, ya que se reportaron varios objetos de valor desaparecidos del inmueble localizado en calle Tres de Fundación Domingo Otaegui.

Juan Miguel, conocido como ‘el profe Miguel’, se había convertido en un pilar fundamental de la comunidad deportiva. Era profesor del Club Deportivo Juventud Laguna Verde, donde dedicaba su tiempo a entrenar y formar a decenas de jóvenes del sector. También trabajaba como paradocente en la Escuela Intercultural, impartiendo varias disciplinas.

Originario de Perú, Miguel había llegado a Chile en 2013 junto a su pareja y su pequeña hija, buscando una nueva vida. A lo largo de estos años, logró integrarse completamente a la comunidad porteña, ganándose el cariño y el respeto de los vecinos y sus alumnos. Tras su muerte, las redes sociales se inundaron de homenajes, y los residentes organizaron una emotiva velatón para despedirlo.

El subprefecto Flavio Espinoza, jefe de la Brigada Homicidios (BH) de Valparaíso, informó que Juan Miguel presentó múltiples heridas de arma blanca, incluida una cortante que causó un traumatismo torácico. La comunidad ha clamado justicia, exigiendo que se esclarezca este atroz crimen y se capture a los responsables.

Uno de sus más cercanos amigos, Brian Ugalde, recordó que al llegar a Chile, Juan Miguel comenzó trabajando como barbero antes de asumir su pasión por el fútbol. Junto a otros residentes, fundaron el club deportivo en el que Miguel no solo fue director técnico, sino que también inició las divisiones menores ofreciendo clases gratuitas a los niños de la comunidad.

Ugalde compartió que Miguel tenía un profundo compromiso social, apuntando a ayudar a los niños que enfrentaban problemas en sus hogares, ya fueran dificultades económicas o familiares. Su sueño era utilizar el fútbol como una herramienta para sacar a esos niños de la violencia y las adicciones. "Decidió crear las inferiores porque había muchos niños con problemas en casa; él creía que el fútbol podía ser su salvación. Lo hacía todo de corazón, sin recibir un peso": recordó su amigo conmovido.

Este trágico suceso ha cerrado una puerta en la comunidad, dejando un vacío en el corazón de muchos. La búsqueda de justicia continúa, con la esperanza de que el legado de Juan Miguel inspire a otros a seguir su camino de amor y entrega al prójimo.