La medicina regenerativa está en la cúspide de una revolución en el tratamiento de lesiones y enfermedades crónicas, utilizando células que se inyectan, injertan o implantan para lograr resultados terapéuticos sorprendentes, como la curación de heridas traumáticas. Sin embargo, uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los investigadores es asegurar que estas células terapéuticas lleguen efectivamente a su destino, manteniendo su viabilidad y funcionalidad. Además, es crucial garantizar su integración en los tejidos del paciente.

Un paso adelante en este ámbito lo da el investigador Gorka Orive, parte del grupo NanoBioCel, quien ha colaborado con destacados científicos de la Universidad de Harvard y de la Universidad Técnica de Dinamarca. Recientemente, han publicado un artículo en la prestigiosa revista Science, donde discuten el futuro de la bioimpresión y la utilización de biomateriales en medicina regenerativa. Orive plantea: “¿Cómo podemos llevar esta tecnología, ya reconocida en el campo, a un nivel superior y optimizar las aplicaciones en la medicina regenerativa?”. En este sentido, el artículo destaca tanto el potencial como las limitaciones de estas tecnologías.

Uno de los hallazgos más significativos de la investigación es la densidad celular. Orive explica: “Cuando se crea estructuras celulares mediante impresión aditiva, la cantidad de células por material impreso sigue siendo baja. Esto es problemático, ya que el organismo humano tiene una densidad celular significativamente mayor. Aumentar esta concentración celular de manera artificial es uno de los retos que debemos superar.

Además, se destaca la variabilidad entre los distintos tipos de tejidos que se intentan regenerar. Por ejemplo, el tejido muscular y el hepático tienen características y funciones diferentes, lo que significa que la bioimpresión no puede ser un proceso homogéneo para todos. Orive menciona que lograr que la tecnología se adapte a cada tipo de tejido sería un avance monumental.

Los investigadores también expresan la necesidad urgente de trasladar la bioimpresión a un entorno clínico más cercano al paciente. “No debe quedarse solo en los laboratorios, es crucial que se implemente en contextos clínicos, regenerando tejidos de forma inmediata en los pacientes”, añade Orive.

A pesar de los inmensos retos que plantea esta tecnología, Orive es optimista: “Aunque sea difícil, todo lo que ayude a que mañana podamos implementar estos avances será muy beneficioso. En el pasado, adaptar el uso de células madre en clínicas también fue complicado, y hoy en día se utilizan de manera efectiva en diversas aplicaciones terapéuticas.

El investigador destaca que la ciencia avanza paso a paso y la importancia de soñar con soluciones futuras. Aunque no todo lo planteado se convertirá en realidad de inmediato, este estudio proporciona una visión optimista y provocadora para el futuro de la medicina regenerativa, basada en sólidos proyectos de investigación y la colaboración multidisciplinaria.

Las posibilidades son inmensas y, a medida que continúan los avances en la bioimpresión y la ingeniería de tejidos, podríamos estar al borde de una nueva era en la medicina, que no solo promete curar enfermedades, sino también regenerar la salud y calidad de vida de millones de personas.