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Reed Brody: "Seguimos documentando los crímenes de Ortega" – DW – 27

2025-01-28

Autor: Joaquín

El abogado estadounidense Reed Brody, conocido como "el Cazadictadores", ha dedicado más de 40 años de su vida a la persecución de tiranos y genocidas en América Latina y África. En la actualidad, se enfrenta a una nueva misión: investigar los crímenes de lesa humanidad atribuidos al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, tras su reciente incorporación al Grupo de Expertos de Naciones Unidas (GHREN).

Brody ya había investigado el papel de los "contras" nicaragüenses en la década de 1980 y fue un destacado abogado en juicios de alto perfil contra figuras como el dictador chileno Augusto Pinochet. Su esfuerzo no solo ha sido reconocido en el mundo jurídico, sino que su labor ha influenciado importantes cambios en política internacional y derechos humanos.

Su conexión con Nicaragua se remonta a 1984, cuando realizó su primer viaje al país y se comprometió a investigar las atrocidades cometidas en aquel entonces. Su trabajo en ese momento culminó con un informe que ayudó a frenar la ayuda estadounidense a los "contras" y fue utilizado por el gobierno nicaragüense para apelar ante la Corte Internacional de Justicia.

Reed menciona su profunda responsabilidad emocional hacia Nicaragua y la situación actual del país. A pesar de su distancia, ha mantenido un contacto constante con defensores de derechos humanos locales, como Vilma Núñez, quien, a pesar de su exilio forzado, sigue luchando por la justicia en Nicaragua.

Al comparar el régimen de Ortega con una monarquía absoluta, Brody aclara que, en su opinión, ninguna constitución contemporánea concentra tanto poder en el ejecutivo como la actual, que es aprobada sin oposición en la Asamblea Nacional de Nicaragua.

Reflexionando sobre su experiencia investigando a Ortega en el pasado, Brody lamenta cómo ha cambiado el líder, quien ha llegado a despojar de su nacionalidad a figuras reconocidas como Sergio Ramírez y Dora María Téllez, acusándolos de traición a la patria.

Brody también ha vivido momentos difíciles en su carrera. En particular, su recuerdo más complejo se relaciona con el caso Pinochet, donde se dio cuenta de la importancia de las jurisdicciones universales para llevar a los tiranos ante la justicia. Habla de las dificultades que enfrenta la justicia internacional debido a la falta de voluntad política, donde muchos perpetradores siguen sin rendir cuentas por sus crímenes debido a su estatus de poder.

Demuestra una firme creencia en que, aunque los avances en la justicia internacional son lentos, cada pequeño paso cuenta. La reciente orden de captura internacional contra Ortega y Murillo por parte del juez argentino Ariel Lijo se considera un gesto significativo. Esta acción no solo documenta las violaciones cometidas, sino que también puede abrir la puerta a sanciones más severas y otras medidas que a largo plazo conducirán a la justicia.

Brody concluye advirtiendo sobre la situación política en Estados Unidos y su paralelismo con la situación en Nicaragua. El resurgimiento de figuras como Donald Trump podría poner en peligro las democracias si no se actúa con rapidez. El futuro del derecho internacional y de la justicia global depende de la voluntad colectiva de los ciudadanos y de las democracias del mundo para mantener a los gobernantes bajo control.

Con un panorama internacional lleno de incertidumbres, el trabajo de Reed Brody se vuelve más relevante que nunca. Cada testimonio documentado y cada denuncia realizada son pasos esenciales hacia la justicia y el respeto de los derechos humanos en el mundo.