El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) se estableció en los años 50, cuando un grupo de exoficiales de las SS decidió fundar una plataforma política que, con el tiempo, se ha convertido en un pilar del panorama político austriaco. Hoy, el liderazgo de Herbert Kickl coloca al FPÖ en una posición más poderosa que nunca, y su llegada al poder podría significar un cambio radical en las dinámicas de la Unión Europea.

Kickl ha hecho hincapié en su agenda anti-inmigración, que incluye propuestas de deportación masiva hacia solicitantes de asilo y extranjeros, afirmando su deseo de crear una Austria "más homogénea". Esta narrativa populista ha resonado entre sectores de la población que sienten amenazada su identidad nacional.

El FPÖ no solo se enfoca en la inmigración; su retórica incluye constantes desinformaciones. El partido ha denunciado que la Unión Europea busca imponer el consumo de insectos y prohibir el uso de dinero en efectivo, además de fomentar el escepticismo respecto a la vacunación durante la pandemia de covid. Estas afirmaciones extremas reflejan una estrategia diseñada para asustar y movilizar a sus votantes.

En el ámbito social, el FPÖ declara su compromiso con el "matrimonio entre un hombre y una mujer" y rechaza cualquier reconocimiento legal de las relaciones entre personas del mismo sexo. Kickl y su partido también se oponen firmemente a cualquier tipo de acción positiva para las mujeres, afirmando que esto contrarrestaría la "discriminación real o percibida".

Según el investigador Georgios Samaras, del King's College de Londres, el FPÖ se beneficia de un "pánico moral" que involucra derechos LGBT, inmigración y un resurgimiento del nacionalismo blanco. Este fenómeno no solo afecta a Austria, sino que se distribuya por toda Europa, desafiando los principios de igualdad y diversidad.

Los partidos del centro, por su parte, han fallado en ofrecer una alternativa convincente ante el ascenso de la ultraderecha. Reinhard Heinisch, analista político, señala que el poder del centro político está en declive, acentuado por las divisiones en la izquierda y la aceptación previa del FPÖ por parte de conservadores de centroderecha.

La política migratoria ya es extremadamente restrictiva en Austria. Con una posible coalición entre el FPÖ y los partidos de centroderecha, se espera que esta tendencia continúe. Sin embargo, tal coalición también podría generar tensiones significativas dentro del gobierno, dado que el FPÖ es euroescéptico, en contraposición a los conservadores que generalmente están a favor de la UE.

Heinisch avanza otra predicción: con el FPÖ en el poder, podríamos observar un cambio en la política exterior austriaca. Mientras el gobierno saliente abogaba por sanciones contra Rusia tras la invasión de Ucrania, el FPÖ ha criticado el apoyo de la UE a Kiev y podría intentar formar un bloque con naciones como Hungría y Eslovaquia, que comparten una postura más amistosa hacia Rusia.

El camino hacia la cancillería para el FPÖ de Kickl no está asegurado aún. Aunque se le ha encomendado liderar las negociaciones de coalición, el resultado sigue siendo incierto. Además, un gobierno provisional continuará en funciones, dejando a la expectativa de qué sucederá en las próximas semanas tras el fallido intento de llegar a un acuerdo centrista que excluyera a la ultraderecha. ¿Qué futuro le espera a Austria y a su relación con la Unión Europea en esta nueva era política?