Un estudio del Pew Research Center ha revelado que las personas mayores de 65 años son las que menos propósitos de Año Nuevo se plantean. Mientras casi el 50% de los jóvenes de entre 18 y 29 años está dispuesto a hacer resoluciones, esa cifra disminuye drásticamente en grupos de mayor edad: un 31% de quienes tienen entre 30 y 49 años, un 21% entre 50 y 64, y solo un 18% de los mayores de 65. Pero, ¿por qué estos adultos mayores parecen haber perdido el impulso de fijar nuevos objetivos? ¿Es que piensan que ya no están a tiempo de soñar?

Los expertos, como la psiquiatra Anna Catalán, resaltan que no hacerse propósitos a los 60 es un gran error. "¡Te pueden quedar 40 años de vida!" afirma con energía. Es fundamental trazar planes para el futuro, ya que centrarse únicamente en el pasado puede derivar en sentimientos de depresión y una visión limitada de la vida. Mark Nathanson, psiquiatra especializado en geriatría, complementa esto al señalar que tener algo que esperar es crucial para la salud mental; la orientación al futuro siempre trae beneficios.

Sin embargo, Catalán advierte sobre la importancia de ser realistas: adaptarse a las propias circunstancias es clave. Si una persona nunca ha practicado deporte, no es realista que se proponga correr una maratón, pero sí podría explorar nuevas rutas para conocer las comarcas cercanas.

La situación no es igual para todos los que se encuentran entre los 60 y 100 años. Hay quienes cuentan con buena salud y recursos económicos que les permiten disfrutar de la vida, mientras que otros pueden estar limitados por responsabilidades familiares. Esto puede obstaculizar su capacidad de establecer propósitos personales.

Los mayores a menudo no sienten la necesidad de esperar al Año Nuevo para hacer cambios en sus vidas. A medida que las personas envejecen, muchos de ellos se sienten más libres para expresar lo que piensan y actuar de acuerdo a sus propios deseos, dejando de lado las expectativas ajenas. Esto puede ser un momento liberador; algunos incluso se han descrito como "libres" de la presión social, permitiéndose priorizar sus necesidades únicas.

En cuanto a los propósitos más comunes, la gente mayor tiende a priorizar la salud y las relaciones personales por encima de las finanzas. A menudo consideran que la salud es la prioridad número uno, seguida de la conexión con amigos y familiares. ¿Qué pasa con dejar de fumar o limitar el consumo de alcohol? Muchos ven estas costumbres como "pequeños placeres" que el esfuerzo de dejar atrás no vale la pena en esta etapa de vida. La doctora Catalán sostiene que, aunque dejar de fumar es crucial a cualquier edad, alcanzar la felicidad a través de placeres simples, como dar un paseo o disfrutar de una buena conversación, es igualmente esencial.

Mantenerse activo es vital, y es importante que los adultos mayores salgan de casa cada día. Caminar y socializar son actividades básicas para mejorar la salud mental. Aprender cosas nuevas y disfrutar de hobbies también deberían ser parte de su rutina, aunque sin presiones ni exigencias. El doctor Nathanson señala que no existe una talla única para el tiempo o los objetivos; lo importante es simplemente involucrarse y hacer lo que cada uno pueda.

Uno de los momentos más críticos para reflexionar sobre estas metas es la jubilación. Catalán subraya la importancia de prepararse para esta etapa, sugiriendo que debería hacerse con al menos cuatro años de antelación. La jubilación puede ser un desafío, pues muchos se reencuentran con parejas con quienes han compartido poco tiempo anteriormente, lo que puede llevar a conflictos.

El rol de la familia en este proceso es fundamental. Uno de los mayores errores es asumir que las personas mayores no son capaces de tomar decisiones por sí mismas. Si una persona mayor está sana, es capaz de decidir lo que desea hacer con su vida. Una vez más, en vísperas del 2025, los expertos nos invitan a cuestionarnos sobre nuestros propósitos: ¿cómo podemos mejorar nuestra calidad de vida? Puede ser pasando más tiempo con nuestros seres queridos, explorando nuevas actividades o incluso involucrándose en el voluntariado. El objetivo es nutrir el alma y mantenernos activos y comprometidos con la vida.

La historia de la madre de Anna Catalán es inspiradora: "Dice que tiene tantos libros en casa, que no puede morir hasta que termine de leerlos", una visión que nos recuerda que siempre hay algo por lo que vivir y aprender. En el camino hacia el 2025, los invito a formular sus propósitos, sin importar la edad. ¡Nunca es tarde para comenzar!