
Oriol Lugo, psicólogo y experto en neurociencia: “El cerebro se autoengaña para permanecer en una relación tóxica”
2025-03-21
Autor: Emilia
La sociedad actual parece estar compuesta por individuos con profundas heridas emocionales, formadas a raíz de las complicadas relaciones interpersonales que atravesamos a lo largo de nuestras vidas en los ámbitos familiar, amistoso y romántico. Estas heridas, resultado de relaciones tóxicas, impactan negativamente en nuestra salud emocional, generando efectos devastadores en nuestro bienestar.
En un conversatorio revelador, Oriol Lugo, doctor en psicología, abordó este tema en el podcast Roca Project, donde profundizó en cómo los traumas pueden "reprogramar" nuestro cerebro y los peligros de permanecer en relaciones tóxicas. Lugo enfatiza que, aunque no todo lo que experimentamos en la vida es considerada un trauma, es crucial estar atentos a las señales que indican que podríamos estar atrapados en un patrón perjudicial.
"Una relación tóxica, en un alto porcentaje, genera heridas emocionales debido al dolor recurrente que provoca, tanto de forma consciente como inconsciente", explica Lugo. Cuando una persona está inmersa en una relación tóxica sin ser consciente de ello, esta herida se manifestará de cualquier manera.
El dicho "Lo que la mente calla, el cuerpo habla" nunca ha sido tan cierto. El psicólogo sostiene que todo lo que reprimimos eventualmente se manifiesta, a menudo como dolores psicosomáticos. El cuerpo puede ser un indicativo de que se está en una dinámica tóxica.
Uno de los mayores perjudicados en este tipo de situaciones es el cerebro. Lugo destaca que este órgano está diseñado para economizar energía y buscar la supervivencia, lo que nos lleva a crear rutinas que a veces son perjudiciales. "El cerebro se autoengaña para seguir en esa relación", dice el especialista. En estas relaciones, se generan hormonas como la oxitocina y el cortisol, que refuerzan comportamientos tóxicos al generar sensaciones de apego.
Lugo también señala que el enamoramiento puede jugar un papel crucial al enganchar a las personas en estas dinámicas destructivas. A menudo, el amor se manipula en estas relaciones, convirtiéndose en un ciclo de placer y dolor en el que se establece un sesgo de refuerzo intermitente, haciendo que la persona espere recompensas después de momentos difíciles.
Al advertir síntomas de dolor emocional, es fundamental que las personas realicen cambios en su vida. Lugo destaca que el cuerpo es el primer indicador de que algo no va bien. Inicialmente susurra, pero a medida que el dolor progresa, se convierte en un grito, indicando la necesidad de un cambio.
Reconocer los patrones tóxicos es el primer paso para salir de relaciones dañinas, las cuales son caracterizadas por dinámicas de poder desequilibradas, falta de respeto, dependencia emocional y manipulación. Salir de una relación tóxica puede resultar complicado, pero es esencial para recuperar el bienestar emocional y construir una vida más saludable.
Lo más esperanzador es que, aunque superar un trauma deja huellas, existe algo llamado neuroplasticidad. Esto significa que podemos aprender y adaptarnos a lo largo de nuestra vida. Si uno logra liberarse de estas relaciones y reescribir su narrativa, es posible superar el sufrimiento y empezar un nuevo capítulo lleno de oportunidades y crecimiento personal.