Nuevo libro imagina universidades dedicadas al bienestar de la Tierra
2025-01-06
Autor: Valentina
Un futuro diferente puede estar a la vuelta de la esquina: un futuro donde las universidades no solo sean centros de conocimiento, sino bastiones del bienestar de la Tierra. Esta visión es cada vez más relevante a medida que nuestras instituciones educativas se ven atrapadas en un ciclo de investigación y prioridades que priorizan las ganancias y los intereses corporativos sobre las necesidades sociales y ambientales. ¿Estamos listos para un cambio radical?
Las universidades tienen la oportunidad de convertirse en instituciones de justicia climática. Pero, ¿cómo pueden dar esos primeros pasos cruciales? Un enfoque fundamental es desinvertir en combustibles fósiles, una medida que ya han adoptado algunas instituciones. Esta decisión no solo refleja un compromiso con el medio ambiente, sino que además envía un mensaje claro a los que están todavía atrapados en la búsqueda de beneficios económicos inmediatos.
Asimismo, es vital que las universidades orienten sus investigaciones hacia la justicia climática y el bienestar de las comunidades. Este cambio implica rechazar temas de investigación impulsados únicamente por intereses empresariales, optando en su lugar por iniciativas que aborden las raíces de la crisis climática. La educación debe incluir un enfoque en la justicia social y ambiental, empoderando a los estudiantes para tomar acciones importantes en sus propias comunidades.
Adoptar este enfoque requiere un cambio radical en los valores y prioridades de las instituciones académicas: debemos poner en primer lugar el bienestar de la humanidad y del planeta, y dejar atrás la obsesión por el prestigio y los beneficios económicos. Aunque este camino no será sencillo, es un imperativo si queremos construir un futuro más justo y sostenible.
El nuevo libro de Stephens ofrece una hoja de ruta para que las universidades emprendan esta transformación hacia la justicia climática. Al reimaginar su rol en la sociedad y adoptar nuevos valores, estas instituciones tienen el potencial de convertirse en poderosos agentes de cambio en la lucha contra el cambio climático y la injusticia social. Es nuestra responsabilidad exigir que nuestras universidades respondan a este llamado.
Además, necesitamos una iniciativa global que busque eliminar gradualmente los combustibles fósiles, pero lamentablemente, muchas universidades aún carecen de investigación en torno a estrategias para lograrlo. También es fundamental discutir el concepto de «exnovación», que se refiere al proceso de deshacerse de tecnologías ineficientes o dañinas. Sin embargo, la falta de interés en este campo se debe en gran parte a la financiación disponible: las universidades están atrapadas en un paradigma que favorece la obtención de financiamiento privado, lo que a menudo contradice el interés público.
Una idea innovadora que plantea el libro es considerar a las instituciones de educación superior como bibliotecas públicas accesibles para todos, en vez de torres de marfil reservadas para unos pocos privilegiados. Esto podría transformar radicalmente la forma en que las universidades se relacionan con las comunidades, permitiendo una co-creación de recursos que responda a las necesidades colectivas.
Este libro no es un manual de instrucciones, sino una invitación a la reflexión. En tiempos de creciente ansiedad sobre la financiación y la relevancia de las instituciones educativas, es crucial replantear la misión de la educación superior. ¿Cómo podemos utilizar la inversión pública que ya existe para fomentar un futuro mejor para todos? En estos tiempos disruptivos para la humanidad, las ideas planteadas en esta obra pueden ofrecer caminos hacia la transformación y la equidad, en un momento en el que el mundo más lo necesita.