Carla Ballero, conocida panelista del programa "Sígueme", compartió su desgarradora experiencia de haber estado separada de sus hijos durante varios meses mientras se encontraba internada por problemas de adicción. En una conversación abierta con La Cuarta, Ballero reflexionó sobre las difíciles semanas que pasó alejándose de la realidad para poder comenzar a recuperar el control de su vida.

"El año que estuve internada, justo cuando comenzó la pandemia en 2020, fue devastador; era un encierro doble. Pasé tres meses sin ver a mis hijos y no podía comunicarme con ellos. Al tercer mes, pude volver a verlos, aunque estuve un año internada en total. Comencé a verlos porque avancé muy rápido en mi proceso. Me iba los viernes a casa y regresaba el lunes por la mañana. Me hice amiga de la dueña del centro, ayudando a otras mujeres con problemas graves. Era un desafío diario, cada una con sus luchas y trasfondos, compartiendo un espacio pequeño y aprendiendo a sobrevivir juntas", relató.

En cuanto a su relación con el alcohol, Ballero explicó: "Me tomo una copa de vino y dejo la mitad, porque ya no es un problema para mí. Mi verdadero problema no era el alcohol ni las drogas; era mi mente, mi locura, algo que necesitaba resolver. Yo llegué a tomar 30 Ravotril y dos botellas de cualquier bebida, solo quería desaparecer, y eso es diferente a una adicción clásica.

Hoy llevo una vida normal, casi no bebo porque no lo necesito. Antes, evadía mis problemas", comentó sinceramente.

Ballero enfatizó el papel fundamental de la terapia en su proceso. "He estado en terapia durante toda mi vida, voy al psicólogo y al psiquiatra. Conozco a personas cercanas que dejaron las drogas de un día para otro solo porque decidieron hacerlo, sin necesidad de internarse o pasar por tratamientos complejos. Creo que muchas veces sobrevaloramos la terapia, y en última instancia, depende de uno mismo: ¿quiero cambiar? ¿Me dejo ganar por esto?", reflexionó.

La periodista además admitió que en el pasado sintió vergüenza de ser completamente honesta con los profesionales de la salud mental. "Nunca fui sincera con mis psiquiatras; me daba vergüenza contar mi historia porque es muy complicada. Incluso con mi familia, no cuento todo. Creo que nadie puede resolver mis problemas más que yo misma", declaró.

Finalmente, Carla subrayó la importancia de tocar fondo para poder salir adelante. "Aún estoy en ese proceso, pero se ha vuelto más llevadero. Después de haber intentado suicidarme numerosas veces, me doy cuenta de que era muy extrema en mis emociones, pero ahora estoy aprendiendo a manejarme mejor y a encontrar un equilibrio en mi vida".

La historia de Carla Ballero es un testimonio de lucha, resiliencia y el poder de la decisión personal en el camino hacia la sanación.