¡El mindfulness está revolucionando la medicina y la educación! Ya no es un concepto desconocido, sino que se ha infiltrado en nuestras vidas a través de retiros, talleres en colegios y universidades, y hasta en series de televisión. Pero, ¿realmente entendemos qué es el mindfulness?

A menudo, se asocia con el bienestar y la relajación, como si fuera una píldora mágica que cura todos los problemas. Sin embargo, esta columna es una invitación a profundizar en el verdadero significado del mindfulness y cómo se puede integrar en el ámbito educativo.

Aunque no tiene una traducción exacta al español, "atención plena" se aproxima, aunque no capta completamente su esencia. El mindfulness es la habilidad de estar presente, aceptando nuestro entorno y nuestras sensaciones. Surgen de él principios budistas, que, de hecho, están cobrando relevancia en nuestra sociedad contemporánea. Estudios en neurociencia han demostrado que la práctica del mindfulness puede incluso transformar nuestro cerebro para mejor.

En los talleres con estudiantes, me gusta empezar preguntando: ¿cuándo te sientes realmente presente? Al indagar sobre sus experiencias, podemos descubrir que el mindfulness es algo que ya reside dentro de ellos, pero que necesita ser cultivado.

En el Laboratorio de Medicina Narrativa de la Universidad de Valparaíso, hemos integrado sesiones de mindfulness al inicio de nuestros talleres, a lo que llamamos "el aterrizaje". Este momento de respiración y conexión sensorial nos permite dejar atrás las preocupaciones del día y prepararnos para aprender juntos. En un mundo académico tan exigente, estos momentos son cruciales para el bienestar emocional de los estudiantes.

Los testimonios de los estudiantes resaltan la importancia de estas prácticas: citaron cómo un simple minuto para sentir y reflexionar puede cambiar la dinámica de una sesión. Ellos reconocen que alcanzar esa "atención plena" no siempre requiere un esfuerzo monumental; a menudo, es una práctica accesible. Sin embargo, es un viaje que puede ser desafiante y transformador, sobre todo en un entorno que suele valorar la productividad sobre la reflexión.

Además, en el contexto de la medicina, estar presente es esencial para una comunicación efectiva. En una disciplina donde la empatía y el entendimiento son vitales, el mindfulness puede ser la diferencia entre un diagnóstico precoz y una situación crítica. Como uno de nuestros estudiantes mencionó, si su médico hubiera tomado el tiempo de escuchar a su madre con atención, habría recibido atención médica mucho antes.

Es fundamental reconocer la relevancia del mindfulness, pero también es vital entender que no resolverá todas las dificultades del sistema educativo o de salud. La educación debe abordar cuestiones estructurales como la sobrecarga de trabajo, las injusticias sociales y la discriminación.

Por último, tanto la medicina como la educación dependen de relaciones humanas genuinas y de calidad. Pasar por una institución de educación no es únicamente adquirir conocimientos; es fundamental que los estudiantes desarrollen conciencia de sí mismos y sus emociones. Fomentar el mindfulness puede ser el primer paso hacia un futuro más saludable y consciente, donde sepamos escuchar y responder a nuestras necesidades internas y externas.