Salud

Medicina Familiar: La Clave para Promover Comienzos Saludables

2025-04-07

Autor: Martina

Este 7 de abril celebramos el Día Mundial de la Salud, un momento crucial para dirigir nuestra atención hacia problemas que requieren acción inmediata, como el derecho a la salud, el acceso a poblaciones vulnerables y el enfrentamiento de enfermedades prevalentes. Bajo el lema "Comienzos Saludables, Futuros Esperanzadores", esta conmemoración nos invita a reflexionar acerca del papel fundamental de la medicina familiar y la atención primaria en la edificación de sistemas de salud justos, accesibles y sostenibles.

En los últimos tres años, diversos actores del sector salud han trabajado en una reforma que busca reforzar el primer nivel de atención, garantizar el acceso universal y establecer un modelo integral con enfoques familiares y comunitarios. Este modelo debería permitir que los centros de salud operen en redes interconectadas, de modo que los pacientes reciban un acompañamiento continuo y fácil acceso a los servicios de salud.

No obstante, todavía enfrentamos grandes desafíos estructurales. Un ejemplo es la inestabilidad en los equipos de salud familiar en áreas rurales o con barreras de acceso, donde la alta rotación de profesionales dificulta la creación de vínculos con las comunidades y limita la efectividad del modelo. Hoy en día, la productividad en salud se mide mayormente por la cantidad de cirugías, consultas o tiempos de espera, descuidando factores esenciales como el acceso a servicios preventivos, la estabilidad del personal médico y la percepción de pertinencia por parte de los usuarios.

La evidencia internacional respalda que los sistemas con médicos de familia y equipos consolidados logran mejores indicadores de salud poblacional, reducen costos y mejoran la experiencia de los pacientes. Sin embargo, en Chile, las recomendaciones de sociedades científicas, del Colegio Médico, de asociaciones de usuarios, académicos y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) todavía no se han traducido en políticas concretas para formar y captar especialistas en medicina familiar.

El dato es preocupante: este año, el concurso CONISS (que requiere que el profesional regrese al servicio que financió su formación) solo ofreció 30 cupos, a pesar de que los centros formadores tienen tres veces más plazas disponibles.

Según el Registro Nacional de Prestadores Individuales de Salud, al 3 de abril de 2025, Chile cuenta con tan solo 1.563 médicos de familia, lo que se traduce en un especialista por cada 11.823 personas, muy lejos de la recomendación de la OCDE, que es de uno por cada 1.125 en el ámbito de atención primaria.

Para que la Atención Primaria de Salud (APS) sea realmente efectiva, se han implementado estrategias como la gestión telemática de la demanda y el Hospital Digital. Pero, ¿se están adaptando a las realidades territoriales? En muchos lugares, hay brechas en el acceso a insumos y una subvaloración de las capacidades de los médicos de familia, en parte debido a la dificultad para medir su impacto real en el sistema, ya que somos la única especialidad en el sistema público que no puede registrar sus prestaciones en el registro estadístico mensual de especialidades (REM A07).

Mientras algunos directivos piensan que "si no reciben interconsultas, no son especialistas", el impacto de los médicos de familia pasa desapercibido, al igual que su papel en la reducción de los días de espera para consultas de especialidad, en mejorar la pertinencia de las interconsultas y en facilitar el egreso de pacientes. Fortalecer esta disciplina permitiría consolidar equipos estables en las comunidades, proporcionar un acompañamiento continuo y contribuir a abordar los determinantes sociales y estructurales en salud.

Para transformar el sistema y avanzar hacia el acceso universal, es necesario un compromiso sostenible con la medicina familiar. Urgen políticas claras que incentiven la formación y la permanencia de estos profesionales, con mejores condiciones laborales y programas que incentiven su retención en zonas vulnerables.

Sin estos cambios estructurales, el fortalecimiento de la APS seguirá siendo una meta inalcanzable. Más allá de la administración de turno, se requieren políticas de Estado que prioricen esta especialidad y aseguren que la atención primaria sea el eje central del sistema de salud. La equidad en salud no debería depender de los ciclos políticos; debe ser una prioridad constante. En este sentido, programas de educación y concientización sobre salud familiar son indispensables para que la población comprenda la importancia de la atención primaria desde una edad temprana.