Un estudio reciente, liderado por destacados investigadores de la Universidad de Oxford y la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest, ha revelado un hallazgo que promete modificar nuestra comprensión sobre cómo la naturaleza utiliza formas matemáticas complejas para optimizar el espacio.

El equipo, bajo la dirección del profesor Alain Goriely, ha descubierto una nueva clase de formas geométricas que han denominado “células blandas”. Este fascinante hallazgo podría ofrecer respuestas sobre la predominancia de las formas curvadas sobre las angulosas en la naturaleza, tal como reporta DW.

Durante siglos, los matemáticos han explorado la idea de cómo llenar un espacio completamente utilizando figuras geométricas, centrándose mayormente en aquellas con esquinas, como triángulos, cuadrados y hexágonos. Sin embargo, la naturaleza ha optado en su mayoría por contornos suaves y bordes ondulados, como las características rayas de las cebras o las sinuosas islas que emergen en los ríos.

El estudio, publicado en la prestigiosa revista PNAS Nexus, detalla cómo estas “células blandas” logran presentar bordes curvados y el número mínimo de esquinas necesarias para llenar un espacio sin dejar vacíos. La implicación de este descubrimiento es asombrosa: estas formas no son meramente una curiosidad matemática, ya que también se observan en organismos vivos. Un ejemplo evidente es la estructura interna de una cebolla, así como el patrón celular que exhiben las células musculares lisas al ser observadas en cortes transversales.

¡Más Allá de la Biología!

Los investigadores han encontrado que las “células blandas” no solo existen en dos dimensiones. En tres dimensiones, estas formas eliminan por completo las esquinas afiladas, abriendo la puerta a un sinfín de aplicaciones. Según el profesor Gábor Domokos, arquitectos reconocidos, como la célebre Zaha Hadid, han intuitivamente adoptado estas estructuras en sus diseños, creando edificaciones que desafían los convencionales ángulos.

Este descubrimiento no solo proporciona una visión sobre cómo los organismos vivos optimizan el espacio, sino que tiene potenciales aplicaciones prácticas en diversas áreas como la arquitectura, el diseño industrial y la medicina. Por ejemplo, las cámaras internas del nautilo son un claro ejemplo de una “célula blanda” tridimensional que maximiza eficientemente el uso del espacio.

En conclusión, este impresionante hallazgo no solo transforma nuestro entendimiento de patrones naturales, sino que abre oportunidades innovadoras para mejorar la eficiencia en varios campos mediante el aprovechamiento de estas sorprendentes formas matemáticas. ¡El futuro de la ciencia y la tecnología nunca había sido tan emocionante!