La Universidad de Burgos ha recibido un aluvión de interés por parte de profesionales sanitarios para unirse a la plantilla docente del nuevo grado de Medicina. Este entusiasmo ha superado todas las expectativas, demostrando que la creación de nuevas facultades no solo es viable, sino muy deseada. Desde la autorización del título el pasado 2 de octubre, ya son 109 los interesados que han completado el formulario habilitado por la universidad.

El nuevo rector, José Miguel García, se muestra sorprendido, no solo por la cantidad de solicitudes, sino por la rapidez con la que han llegado. A pesar de las dudas iniciales sobre la viabilidad del grado en Medicina, este fenómeno revela una vocación docente que está muy presente en el ámbito sanitario. Todo esto se consolidó en una reunión clave el 17 de diciembre, donde los representantes del Colegio de Médicos y la UBU discutieron las diferentes posiciones académicas que los doctores pueden ocupar, así como los requisitos necesarios para cada una.

García menciona la diversidad de perfiles sanitarios que se han registrado en el sistema. Los datos recopilados no solo incluyen la formación académica de los solicitantes, sino también las instituciones donde trabajan, las asignaturas que podrían enseñar, e incluso su disponibilidad horaria. El formulario seguirá abierto para más inscripciones, mientras la universidad se prepara para examinar la información después de las vacaciones, con el objetivo de ajustar su futuro plan de estudios a las especialidades médicas disponibles.

Además, la llegada de este grado podría potenciar la investigación médica en la región y atraer a estudiantes de toda España, lo que a su vez generaría un impacto positivo en la economía local y en la formación de futuros profesionales. La proyección de la Universidad de Burgos como un referente en educación médica es más real que nunca, y muchos se preguntan: ¿será esta la base para un innovador enfoque en la enseñanza de la Medicina? La respuesta está por verse, pero lo que es seguro es que estas primeras inscripciones marcan un hito en la historia de la educación superior en Burgos.