Una impactante tragedia se ha desatado en La Pintana, Región Metropolitana, donde una madre de 51 años ha sido formalizada y se encuentra en prisión preventiva tras ser acusada de asesinar a su hijo de 28 años, quien sufría de tetraplejía y requería oxígeno para sobrevivir. Este desgarrador suceso tuvo lugar en la madrugada del viernes, cuando la mujer fue detenida en flagrancia.

El joven, que había estado en condiciones de vulnerabilidad durante al menos seis años, vivía bajo el cuidado de varios familiares antes de que su madre asumiera su cuidado hace seis meses. Inicialmente, se había informado que la muerte del joven se debió a causas naturales, pero las circunstancias empezaron a saltar a la vista después de que el Ministerio Público ordenara la intervención de la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones (PDI).

Las investigaciones revelaron inconsistencias entre las versiones proporcionadas por familiares y los hallazgos en la escena del crimen. Se descubrió que la madre había expresado su intención de quitarle la vida a su hijo, compartiendo audios con vecinos y familiares en los que mencionaba su plan criminal. Según el comisario Ángel Jaque de la BH Sur, esto no solo fue un acto premeditado, sino que también fue realizado en un contexto de desesperación y conflicto familiar.

La fiscal Paulina Sepúlveda de la Fiscalía Metropolitana Sur, explicó que se formalizó la investigación por el delito de homicidio consumado. El tribunal, al revisar las pruebas, consideró que había suficientes antecedentes para acreditar la comisión del delito.

Este caso ha generado un gran revuelo en la sociedad, tanto por la naturaleza del crimen como por las profundas implicaciones que tiene respecto a la atención y cuidado de personas con discapacidades. Organizaciones de derechos humanos están pidiendo una revisión de los sistemas de apoyo y protección disponibles para familias en situaciones similares, resaltando que, aunque la tragedia ocurrió en un contexto familiar, es fundamental prevenir que tales situaciones se repitan.

Este trágico suceso vuelve a poner sobre la mesa temas de salud mental y redes de apoyo para cuidadores, quienes suelen vivir bajo una enorme presión y estrés. La comunidad exige respuestas y acciones que ayuden a evitar que otras familias tengan que enfrentar situaciones extremas como esta, que han dejado una huella imborrable en la emocionalidad de La Pintana y más allá.