En el fascinante mundo de la medicina reproductiva, la inteligencia artificial (IA) está marcando un hito. El Dr. Fernando Beltramone, reconocido especialista en tocoginecología y medicina reproductiva, revela cómo su centro de fertilidad en Córdoba está utilizando esta tecnología revolucionaria para mejorar las posibilidades de embarazo.

Una de las herramientas más destacadas es Violet, un sistema de IA que analiza imágenes de óvulos para predecir su capacidad de convertirse en blastocistos, los embriones más avanzados. Esta herramienta ha cambiado las reglas del juego, permitiendo a los especialistas no solo estimar la cantidad de embriones viables, sino también su calidad. “Violet ha demostrado ser increíblemente precisa en sus predicciones. Estamos anticipando resultados antes de que ocurran”, enfatiza Beltramone.

Además, se está empleando otra IA en los estudios de PGT-A (Test Genético Preimplantacional), que permite identificar anomalías genéticas en embriones antes de su implantación, reduciendo así los riesgos para los futuros bebés. Según Beltramone, la tasa de falsos positivos ha bajado drásticamente del 2-3% al 0.05% gracias a la IA, lo cual es crucial para quienes buscan tratamiento de fertilidad. Esto no solo incrementa las expectativas de éxito, sino que también disminuye el estrés, la espera y los gastos para los pacientes.

A nivel mundial, la IA no solo se limita al análisis de óvulos y espermatozoides, sino que se está integrando en múltiples aspectos de la medicina predictiva. Cada vez más, las universidades e instituciones están adoptando la IA para anticipar el progreso de tratamientos médicos y la evolución de diversas condiciones de salud.

Sin embargo, esta revolución también enfrenta desafíos éticos. El Dr. José Torres Capobianco, experto en bioética, advierte sobre la brecha entre el avance tecnológico en medicina y la regulación legal necesaria para proteger a los pacientes. Por ejemplo, la IA ha fracasado en algunos intentos de investigación de medicamentos, como con el caso de la ivermectina durante la pandemia del COVID-19, donde la predicción de su eficacia en humanos resultó ser incorrecta.

No obstante, la IA ha superado al ojo humano en la interpretación de imágenes digitales, ofreciendo análisis de alta precisión. Además, se está utilizando para predecir complicaciones en cirugía cardíaca infantil, lo que permite a los médicos prepararse mejor para eventuales problemas, mejorando así los pronósticos.

En conclusión, la inteligencia artificial está cumpliendo su promesa en el ámbito de la medicina predictiva y reproductiva, abriendo nuevas puertas y ofreciendo esperanza a miles de pacientes. Pero es vital que nos mantengamos alerta ante los dilemas éticos que esta poderosa herramienta puede presentar. La pregunta es: ¿Estamos listos para un futuro donde la IA no solo acompaña, sino que también redefine la medicina tal y como la conocemos?