Salud

La Dra. Carme Valls, experta en la brecha de género: 'La medicina nos ha olvidado por completo'

2025-03-08

Autor: Santiago

Es un alivio contar con profesionalas como la doctora Carme Valls, especialmente en un contexto donde las cifras que revela son alarmantes y muestran una cruda realidad. En el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, observamos una de las brechas de género más críticas, la que se manifiesta en el ámbito médico.

Este tema no es solo un inconveniente social; estamos hablando de una diferencia de género que conlleva la pérdida de miles de vidas cada año, todas pertenecientes a mujeres.

La Dra. Valls, endocrinóloga y presidenta del Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS), es una de las principales voces en España sobre la diferencia de género en la medicina. Durante décadas ha denunciado esta situación crítica: 'Estamos completamente olvidadas. La ciencia médica ha estado plagada de prejuicios de género. La investigación se ha enfocado en un modelo androcéntrico que nos excluye'.

Un ejemplo alarmante es el estudio de infartos, donde se analizaron 15,000 hombres sin incluir a ninguna mujer. 'Es sorprendente que esto haya ocurrido tan recientemente, en los siglos XX y XXI’, comenta. Si solo se estudian hombres, se identifica un único tipo de síntoma, el clásico dolor en el brazo izquierdo, cuando en realidad las mujeres pueden experimentar otros síntomas, como malestares que se extienden desde la parte alta del estómago hasta la mandíbula, revela la doctora en sus declaraciones.

Los estudios actuales, que sí han incorporado a mujeres, han revelado que las diferencias son mucho más complejas. Por ejemplo, en el caso de las arterias coronarias, las alteraciones en mujeres suelen suceder en la parte más íntima de las coronarias, mientras que en los hombres se presentan más en el exterior. Esto lleva a una mortalidad que es el doble en mujeres que en hombres durante el primer mes tras un infarto, puesto que muchas mujeres no reconocen que están teniendo un infarto y acuden al hospital más tarde.

Por fortuna, esta situación está empezando a cambiar de a poco. Sin embargo, los avances son lentos. La Dra. Valls lamenta que en una carrera de medicina de seis años, el ciclo menstrual se enseña en solo una hora, a pesar de su relevancia. Ha habido incluso casos en los que se le ha negado financiamiento para investigar el síndrome premenstrual, ya que no se consideraba de importancia.

Además, hay un gran vacío en la investigación sobre enfermedades autoinmunes que afectan en su mayoría a mujeres, como la tiroiditis autoinmune, que aparece en 50 mujeres por cada hombre. Otras enfermedades, como el lupus, también son poco estudiadas, lo que denuncia la Dra. Valls.

No basta con tener más mujeres en la medicina para resolver este problema. Aunque ha aumentado la cantidad de doctoras, gran parte de la atención que reciben las mujeres proviene de profesionales que han sido educadas en un sistema que históricamente ha priorizado los estudios centrados en hombres. Las quejas como el sangrado menstrual han sido trivializadas y se ha desestimado su impacto. 'Si pierdes más de 80 centímetros cúbicos de sangre, puedes asegurarte de que desarrollarás anemia en unos meses', advierte.

Desde organizaciones como CAPS se están implementando programas de formación para que médicos y médicas puedan abordar las patologías específicas de mujeres de manera más adecuada. Por ejemplo, se ha revelado que la diabetes tipo 2 afecta más a mujeres que a hombres, pero hasta hace poco no se consideraban las diferencias.

La medicación también presenta un gran sesgo de género. El 85% de los tratamientos para la salud mental se prescriben a mujeres, lo que no necesariamente significa que ellas sufran más trastornos psiquiátricos, sino que puede ser un reflejo de las múltiples cargas que asumen en su vida diaria, ya sea como cuidadoras, educadoras o trabajadoras. Estas cargas adicionales pueden manifestarse como problemas de salud física que a menudo se confunden con trastornos mentales, señala la Dra. Valls.

La falta de tiempo de los médicos de atención primaria para atender a cada paciente resulta en una tendencia a recetar ansiolíticos y antidepresivos sin abordar el verdadero problema subyacente.